Los lobos grises del Atlántico

El Leño Pinto Digital

Cápsula Naval 

Por Homero Luis Lajara Solá 

 Los lobos grises del Atlántico

En la cartografía secreta de la guerra en el mar, el nombre U-Boote resonaba como un eco temible. “Unterseeboot” (barco bajo el mar), no era solo tecnología alemana; era una mentalidad táctica que trastocó siglos de dominio de superficie.

En la Primera Guerra Mundial, cuando la Royal Navy dominaba los océanos, Alemania respondió con sumergibles que cazaban buques mercantes como tiburones invisibles. 

Tras el Tratado de Versalles, Berlín se obligó a fingir renuncia, pero siguió en secreto afinando hélices y torpedos. 

Con la Kriegsmarine, y bajo Karl Dönitz, la “Rudeltaktik” convirtió el Atlántico en una zona de caza nocturna donde  manadas de submarinos coordinados golpeando al unísono.

En el teatro de operaciones del hielo al trópico, el Atlántico Norte, Caribe, Mediterráneo y rutas árticas hacia la URSS, allí patrullaron los lobos grises. 

Sus comandantes sabían leer corrientes, nieblas y rutas de convoyes como cartas astrales. 

Entre 1939 y 1942 los U-Boote hundieron millones de toneladas de carga, incluyendo  buques mercantes dominicanos, casi estrangulando a Gran Bretaña. 

La invención del radar, el sonar y los portaviones de escolta voltearon la balanza. A partir de 1943, el cazador pasó a ser presa. La causa justa ocupó la primacía.

Hoy, en cada doctrina submarina —desde patrullas de disuasión nuclear hasta misiones de inteligencia— late algo de la escuela alemana: silencio, sigilo, ataque coordinado y dominio del tiempo bajo el agua. 

Los U-Boote, aún estando del lado equivocado, no solo cambiaron la táctica; reescribieron la psicología de la guerra en el mar.

Clave náutica: “Quien domina el silencio bajo la superficie, domina la sorpresa en la superficie.”