El Leño Pinto Digital
Cápsula Naval
Por : Homero Luis Lajara Solá
En la vida naval, de poco sirve tripular una nave con oficiales capaces si se les amarra con cabos que limitan su maniobra.
Una dotación puede ser nueva, pero si el reglamento de abordo se aplica con favoritismos, la travesía termina repitiendo los mismos errores.
La esencia del mando está en permitir que el mérito y la capacidad tracen la ruta, no en sujetar a la tripulación a viejas prácticas rutinarias que convierten el servicio en premio y no en deber.
Cuando el talento se coloca como simple ornamento, la nave aparenta modernidad, pero sigue gobernada por corrientes de inercia.
La doctrina naval enseña que gobernar un buque no es llenar la cubierta de marinos, sino darles responsabilidades reales en función a su perfil profesional para conducirlo con profesionalidad.
Eso requiere firmeza para cortar amarras obsoletas o infuncionales y disciplina con carácter para mantener la proa rumbo hacia la excelencia.
La institución, como un navío en alta mar, necesita revisar constantemente su casco: la formación, la carrera, el retiro digno y la justicia interna.
Si esas estructuras no se fortalecen, todo lo demás es pintura sobre hierro fatigado.
El viento de la popularidad puede hacer henchir las velas por un tiempo, pero lo que mantiene a flote la nave es la solidez de su quilla: la institucionalidad, la meritocracia y la lealtad al deber.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario