El Leño Pinto Digital
Cápsula naval
Por : Homero Luis Lajara Solá
En mi experiencia militar, comprendí que el verdadero estado de una unidad no se mide en informes ni en visitas programadas.
Por eso privilegié las inspecciones repentinas, las anunciadas sólo dan tiempo a maquillar la realidad.
Generalmente, en coordinación previa y bajo estricta discreción, solicitaba a la Fuerza Aérea de la República Dominicana un helicóptero para trasladarme sin previo aviso a un puerto o base costera.
Sólo los componentes involucrados conocían el plan. Así podía ver la institución tal cual era, sin cortinas.
En esas inspecciones, mi primera mirada iba a los baños.
Puede parecer un detalle menor, pero allí se percibe si existe disciplina, liderazgo y respeto por la higiene del personal.
Un baño descuidado anuncia abandono en otros ámbitos críticos.
De igual modo, revisaba la calidad de los alimentos, las condiciones de habitabilidad y la moral del personal.
Todo ello hablaba más de la unidad que cualquier parte escrito.
Recuerdo, como ejemplo histórico, aquel 30 de mayo de 1961 cuando Trujillo visitó la Base Aérea de San Isidro. Reparó en una simple llave que goteaba en el perímetro interior y llamó la atención al Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas.
Su observación tenía un mensaje claro, si nadie tiene la iniciativa de detener una gota de agua, menos aún podrá planificar con éxito la seguridad de la base.
La lección es evidente, la disciplina y la seguridad nacen de la atención constante a los detalles.
El mando responsable no se ejerce sólo en grandes decisiones estratégicas, sino también en el cuidado minucioso de las condiciones reales en que vive y trabaja el personal.
Una gota de agua, un baño sucio o un alimento mal preparado son señales tempranas que hablan del liderazgo y de la fortaleza institucional.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario