Vicealmirante Homero Luis Lajara Solá
, Jefe de Estado Mayor
M de G
. 2009-2011
El Leño Pinto Digital
Cápsula naval
Por Homero Luis Lajara Solá
El 28 de febrero de 2009 fui designado, a toda máquina, jefe de Estado Mayor de la Marina de Guerra.
Una decisión presidencial como reacción al naufragio moral que significó el caso Paya, aquel motín de deshonra en que marinos de la patria desviaron el rumbo y se hicieron sicarios al servicio del narcotráfico.
Desde el primer día puse proa a una estrategia clara: levantar la moral de la tripulación, primero dentro del cuartel y sobre las cubiertas de nuestros buques, y después, con velas desplegadas, ante la sociedad.
Tres meses después, al regreso del presidente de la República de un viaje a España, la escuadra se formó para recibirlo.
En el saludo de ordenanza, tras el ceremonial, la autoridad suprema se acercó a mi oído y me dijo en voz baja:
“No quiero otro Paya” (donde oficiales de la Marina se conviertan en corsarios del narcotráfico).
Mi respuesta fue sin titubeo, como cañonazo de salva:
“Con el respeto debido, señor presidente, eso no volverá a ocurrir, porque usted me va a proporcionar el viento de popa que necesito para maniobrar”.
El presidente se detuvo un instante, me observó con firmeza y contestó:
“Usted tiene mi apoyo total”, y así fue, como consta en la bitácora de los hechos acaecidos posteriormente.
La historia quedó grabada en la estela, y la misma no se puede borrar.
En este mar infestado de tiburones disfrazados de delfín, sólo con el respaldo presidencial se puede mantener firme el timón de la nave castrense y evitar el naufragio institucional.
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