miércoles, 6 de agosto de 2025

“quien no sabe a dónde va, ya llegó”.






El Leño Pinto Digital

En nuestras Fuerzas Armadas no se  debe navegar al capricho del oleaje político. 

Cápsula Naval 



Por Homero Luis Lajara Solá 

En las travesías institucionales, no faltan voces desde la costa que, sin haber zarpado jamás, emiten juicios sobre el timonel y el rumbo de la nave.

 Resulta, a veces, hasta cómico —y no por ello menos preocupante— observar cómo ciertos cronistas lanzan críticas ligeras contra quienes llevan el mando en alta mar, ignorando por completo las corrientes profundas que gobiernan la navegación de Estado.

Hablan sin conocer los vientos del balance de poder, ni los escollos que sortean los muros de contención estratégicos. 

Desconocen que en el arte de gobernar y maniobrar una institución armada, no basta con saber remar: hay que leer las estrellas, entender la marea, y sobre todo, respetar la brújula constitucional.

En nuestras Fuerzas Armadas no se  debe navegar al capricho del oleaje político. 

Rige el principio de subordinación constitucional y el carácter no deliberante, faros que obligan a mantenerse en la ruta del deber.

Quienes critican sin haber puesto un pie en cubierta carecen, muchas veces, de cartas de navegación doctrinal, bitácoras de servicio, o travesías de Estado. 

Opinan sin contexto, como quien pretende dirigir una embarcación desde la playa.

Y así es fácil opinar… Porque como bien dice el viejo refrán del marino sabio: “quien no sabe a dónde va, ya llegó”.

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