El Leño Pinto Digital
En un cuerpo no deliberante como el militar, la obediencia es un deber, pero el criterio se forma en el silencio del estudio.
Cápsula Naval
Por Homero Luis Lajara Solá
En la vida naval, en alta mar, no basta con saber maniobrar el timón: hay que conocer las corrientes profundas que mueven al mundo.
El oficial que no se instruye más allá de los manuales tácticos queda navegando a merced del viento, sin cartas ni derrotero.
Todo marino del milenio debe levar anclas en la historia universal y velas desplegadas hacia los clásicos del pensamiento.
Conocer a Heródoto y a Maquiavelo, a Marco Aurelio y a Clausewitz, no es lujo de eruditos: es provisión de viaje para quien debe tomar decisiones en momentos de niebla o tormenta institucional.
La cultura general no es ornamento. Es la quilla que le da estabilidad a un líder.
Solo el conocimiento profundo, integrado con la disciplina, permite tener una visión estratégica y no dejarse arrastrar por corrientes, modas o presiones momentáneas.
En un cuerpo no deliberante como el militar, la obediencia es un deber, pero el criterio se forma en el silencio del estudio.
Porque no se lidera solo con rango: se lidera con juicio, con perspectiva y con ejemplo.
El buen timonel no solo conoce el rumbo, sino también los naufragios del pasado.
El mar exige respeto, y las instituciones también.
Estudia. Lee. Porque el que no sabe de dónde viene… no sabrá jamás a dónde va.
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