Por: Mario Antonio Lara Valdez
Santo Domingo, R.D. – Estar en ciertos momentos para escuchar y observar historias, emociones como también testimonios que reflejan el compromiso con el bienestar de los militares retirados y sus familias, en esta ocasión tenemos la historia de la señora Danis Noemí Guzmán Medina, viuda del extinto cabo Domingo Antonio Figueroa Betances del Ejército Nacional, compartió su alegría al ver culminada la reconstrucción de su vivienda, gracias al respaldo de la Junta de Retiro y Fondo de Pensiones de las Fuerzas Armadas.
“Cuando nuestras vidas se unieron por el amor y el compromiso de formar una familia, mi esposo, orgulloso miembro del Ejército Nacional, soñaba con brindarnos un hogar digno. Hoy, aunque él ya no está físicamente, estaría feliz de ver su casa terminada y a su esposa recibiendo con alegría a sus hijas y nietos”, expresó emocionada la señora Guzmán Medina, quien, a sus 84 años, a pesar de las limitaciones de movilidad, mantiene viva su esperanza y gratitud.
La historia de esta viuda militar es solo una muestra de la labor constante y humanizada que desarrolla la Junta de Retiro, bajo la presidencia del general de brigada Pablo Roberto Jiménez Sánchez, en fiel cumplimiento de las directrices del Ministro de Defensa, teniente general Carlos Antonio Fernández Onofre. Una gestión que se distingue por su enfoque empático y su firme compromiso con los héroes que un día sirvieron con honor a la patria.
Podemos definir con la palabra empatía a la persona del general Pablo Jiménez Sánchez, ofreciendo un acompañamiento integral que incluye la entrega de medicamentos, raciones alimenticias, reconstrucción de viviendas, orientación legal y otros servicios que garantizan una vejez con dignidad.
“El general Jiménez Sánchez es un ejemplo de empatía institucional, un valor que ha sido impulsado por el Ministro de Defensa, teniente general Fernández Onofre, quien desde el inicio de su gestión ha mostrado un profundo respeto por nuestros soldados en retiro”, afirman con frecuencia los beneficiarios de estos programas.
El personal de la Junta de Retiro también desempeña un papel esencial. Su trato cálido, sus sonrisas sinceras y la disposición de cada encargado por escuchar y resolver inquietudes son reflejo del espíritu solidario que impera en la institución. Desde un apretón de manos hasta una solución concreta, cada acción representa una muestra de que la atención al militar retirado es una prioridad nacional.
Este caso, como muchos otros, demuestra que más allá de los protocolos, hay una visión clara de justicia social y gratitud hacia quienes entregaron su vida al servicio de la nación. Y que, en sus años de retiro, no están solos.
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