viernes, 25 de julio de 2025

“Entre faros y cañones”




El Leño Pinto Digital

Es función esencial de las Fuerzas Armadas, que se preparen para disuadir y, si es necesario, repeler con firmeza al enemigo.

CÁPSULA NAVAL


Por Homero Luis Lajara sola 

A bordo de toda nación, hay dos conceptos que no deben confundirse: la seguridad y la defensa. Aunque navegan en aguas cercanas, no tienen el mismo timón.

La defensa es el escudo exterior del buque. Se ocupa de proteger la soberanía, la integridad territorial y los intereses vitales frente a amenazas externas, visibles o inminentes. 

Es la artillería del navío, el radar atento, el despliegue de unidades en alta mar. 

Es función esencial de las Fuerzas Armadas, que se preparen para disuadir y, si es necesario, repeler con firmeza al enemigo.

En cambio, la seguridad es el resguardo interno. Es el cuidado constante del orden a bordo, de que la tripulación esté cohesionada, que no haya motines, que las redes de tráfico o crimen no saboteen la navegación. 

Abarca desde la protección civil hasta la lucha contra amenazas transnacionales no estatales, como el narcotráfico o el terrorismo. 

Aquí, el timón es compartido: policía, inteligencia, aduanas, migración y, en apoyo subsidiario, también la Armada  y los demás componentes de
las Fuerzas Armadas.

Confundir ambos términos es como pedirle al vigía que maniobre los cañones, o al artillero que controle la cocina. Cada función tiene su ámbito y su doctrina.

Un oficial que aspira al mando debe saber distinguir el oleaje del mar abierto y la calma del puerto.

La defensa garantiza que el barco flote; la seguridad que no se hunda desde dentro.

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