El Leño Pinto Digital
Cápsula naval
Por Homero Luis Lajara Solá
En la travesía de la vida, llegar a la cresta de la ola cuesta; y mantenerse a flote en lo alto del oleaje exige aún más temple.
Cada milla náutica conquistada lleva la marca del esfuerzo.
Cada grado de latitud ascendido tiene un precio que se paga con sudor, coraje y vigilancia constante del horizonte.
No descuides el timón ni mires con nostalgia la estela que dejaste, pues el mar no perdona distracciones: bastará un descuido para que las corrientes te arrastren de vuelta al abismo.
Aquí nadie regala vientos favorables; cada ascenso en el mástil jerárquico, cada travesía cumplida, se gana con disciplina, precisión y resistencia.
En este océano de voluntades, donde las tormentas son diarias y los puertos inciertos, hay que danzar sobre la cubierta con paso firme, sin tropezar.
Muchos soltarán tus cabos si perciben que vas a pique.
La lealtad no siempre es constante: los verdaderos marinos se distinguen en las aguas turbulentas.
Por eso, alza velas, compañero de bitácora. No seas gaviota que revolotea bajo esperando migajas.
Sé albatros de altura, señor del viento, domador de cielos.
Navega con dignidad sobre las corrientes de la adversidad y deja que el soplo de tu vocación te lleve lejos, más allá de los arrecifes del miedo y los acantilados de la envidia.
Porque en tierra firme se oxidan los sueños, y en la línea de flotación se libran las verdaderas batallas del espíritu.
El que se ancla sin propósito, se convierte en lastre.
Pero tú, tú estás hecho para la inmensidad.
Vuela alto. Navega lejos. Y jamás pierdas el rumbo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario