"Porque el que lo hizo mal —por acción o por omisión— debe ir al varadero de la historia, donde se arrumban los cascos que ya no sirven para navegar con honor". Homero L. Lajara Solá
El Leño Pinto Digital
Cápsula naval
Por : Homero Luis Lajara Solá
En la vasta mar de la historia, donde cada estela deja huella y cada derrota enseña, ocultar el error es como navegar sin compás (brújula): solo se repite el naufragio.
Napoleón en Waterloo, Aníbal en Zama, y el almirante Villeneuve en Trafalgar no fueron derrotados solo por la fuerza enemiga, sino por errores tácticos, exceso de confianza o desconocimiento del terreno.
Sus caídas están escritas con sangre y viento en los cuadernos de mando de la historia, no para humillarlos eternamente, sino para advertir a los que hoy se creen invencibles sin haber enfrentado tormenta alguna.
Y no faltan los que, tras haber errado el rumbo o perdido el respeto de su dotación, logran reescribir sus crónicas al calor de las letras serviles, del silencio institucional o del olvido cómplice.
Eso no es justicia; eso es un sabotaje a la bitácora de la nación.
Por eso, el relato histórico debe ser como el registro de derrota (rumbo) de un buque de guerra: honesto, descriptivo, sin eufemismos ni tachaduras.
Porque el que lo hizo mal —por acción o por omisión— debe ir al varadero de la historia, donde se arrumban los cascos que ya no sirven para navegar con honor.
Recordar con verdad no es vengar: es armar al futuro con sentido de dirección.
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