El liderazgo verdadero no teme compartir su fuego porque sabe que su llama no depende del ego, sino del deber.
El Leño Pinto Digital
Cápsula Naval
Por Homero Luis Lajara Solá
En el arte de navegar y de mandar, hay principios que no envejecen.
Uno de ellos es este: quien ilumina el camino ajeno, nunca pierde el suyo. Al contrario, al encender la lámpara del otro, aviva la suya.
El oficial que orienta, que guía sin imponerse, que entrega sin reservarse, termina siendo faro más firme en la tormenta.
Porque la luz no se agota con el uso: se renueva con la generosidad.
No se trata de brillar más que los demás, sino de ayudar a que la oscuridad no reine.
El liderazgo verdadero no teme compartir su fuego porque sabe que su llama no depende del ego, sino del deber.
En este tiempo de confusión y apariencias, recordemos que el que ofrece luz —ya sea con una palabra justa, una decisión íntegra o un ejemplo silencioso— enciende también otra luz dentro de sí mismo: la de la dignidad cumplida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario