"Solo el que ha navegado mares agitados sabe lo que vale llegar con dignidad al puerto"
El Leño Pinto Digital
Cápsula naval
Por Homero Luis Lajara Solá
En alta mar, como en la vida, los vientos favorables no siempre soplan de inmediato.
El éxito lento —como una travesía prolongada guiada por la rosa náutica y no por la prisa— forja carácter, templanza y sentido del deber.
Así como un buen buque escuela forma marinos en cada singladura y no en cada puerto, el verdadero liderazgo se edifica con paciencia y profundidad.
En cambio, el éxito rápido suele inflar las velas del ego sin afianzar el casco de la virtud.
Los antiguos griegos llamaban hybris a esa arrogancia nacida de la rapidez y la fortuna no merecida, y sabían que los dioses —como Poseidón en su furia— castigaban a quienes olvidaban el arte de navegar con prudencia.
Ulises no se hizo sabio por llegar rápido a Ítaca, sino por resistir los cantos de sirena, los ciclones y los desvíos de la vida.
Así también, el mar nos enseña que el tiempo y la adversidad son los mejores astilleros del alma.
Solo el que ha navegado mares agitados sabe lo que vale llegar con dignidad al puerto.
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