El Leño Pinto Digital
Cápsula Naval
Por Homero Luis Lajara Solá
Donde nace la estrategia, allí zarpa la Armada
La mar ha sido, desde los tiempos antiguos, el verdadero escenario donde se forjan los imperios y se deciden los destinos.
La estrategia naval no es solo una ciencia; es un arte heredado de los dioses y de los hombres que, con brújula o sin ella, supieron entender que el poder está donde rompe la ola.
Cuando Ulises trazó su derrotero de regreso a Ítaca, sorteando monstruos, tormentas y tentaciones, no era solo un héroe, era un estratega.
Sus decisiones no se basaban en la fuerza bruta, sino en la astucia y el conocimiento del mar.
Como diría Tucídides, “el mar es una escuela de libertad”, y todo aquel que aspire a comandar debe antes aprender a obedecer sus leyes no escritas.
Oficial de guardia, guardiamarina en formación, marino veterano: la estrategia naval no nace del azar ni del capricho. Se cultiva leyendo a Heródoto, se afila con las maniobras de Aníbal y se honra cada vez que un buque zarpa listo para lo imprevisto.
En cada escolta, en cada patrullero, hay siglos de tradición contenida. Nuestra Armada no es solo acero: es legado, mística y deber.
No hay presente sin pasado. Las Armadas modernas no serían nada sin aquellas que vencieron en Artemisio, que bloquearon Cartago, que circunnavegaron el mundo bajo velas tensas y mapas incompletos. ¿Y qué somos hoy? Somos custodios de esa herencia. Somos timoneles de la historia.
Quien no estudia estrategia naval, no gobierna el puente: deriva. Pero quien se inspira en los clásicos, comprende que cada decisión táctica es un eco de batallas eternas, de odiseas escritas en espuma y sal.
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