martes, 23 de febrero de 2016

Confrontación global: cómo reacciona Rusia ante una amenaza militar real


Rusia tiene experiencia de respuestas simétricas a las provocaciones militares, y las lecciones del pasado están bien aprendidas, sostiene el analista Dmitri Yúrov.

Internacional/Rt en ESPAÑOL

En el caso de una eventual amenaza directa los militares rusos tendrían tan solo unos momentos para decidir cómo actuar. Sin embargo, las Fuerzas Armadas rusas tienen experiencia de respuestas simétricas a las provocaciones militares, y las lecciones del pasado están bien aprendidas, escribe el analista Dmitri Yúrov en su nuevo artículo para el portal Zvezda.

Espía interceptado

Uno de los casos ejemplares que cita el analista es el incidente del avión espía estadounidense U-2, ocurrido el 1 de mayo de 1960, en plena Guerra Fría. La aeronave, pilotada por Francis Gary Powers, tenía la misión de sobrevolar la Unión Soviética y fotografiar sitios de misiles nucleares en los alrededores de las regiones de Sverdlovsk y Plesetsk.
"Interceptar este avión no era todo: teníamos que dejar claro a los pilotos y todos los responsables de estos vuelos que en el caso de un error se aplicará el principio de tolerancia cero al enemigo", recordó en una entrevista a Zvezda el teniente coronel retirado de la Fuerza Aérea soviética Anatoli Sávchenko.
Para cumplir este objetivo, se llevó a cabo un trabajo enorme: las coordenadas del potencial 'lugar de encuentro' fueron calculadas hasta cientos de metros, y se desarrolló un complicado esquema de vuelo para dos cazas MiG-31 con misiles aire-aire.
En plena operación, que, según el autor del artículo, "parecía un juego del gato y el ratón", el Blackbird apareció de repente justo por encima de uno de los cazas rusos, a una distancia de unos 2.000 metros, lo que le permitió a la tripulación del MiG-31 interceptarlo enseguida, después de lo cual la aeronave estadounidense comenzó a alejarse con la máxima aceleración en la dirección opuesta a Kamchatka.
Tras este 'juego', el avión espía de EE.UU. tardó mucho tiempo en volver a acercarse a las fronteras de la URSS, y cuando lo hizo, fue a una distancia doble a la anterior.

Embestida 'suave'

En 1988, en un momento de mejoría de las relaciones entre las dos superpotencias, se produjo un incidente entre buques de guerra de la URSS y EE.UU. en las costas de Crimea, cuando el crucero de la Flota estadounidense Yorktown y el destructor Caron violaron la frontera de la Unión Soviética.
Al ser un tiempo tan difícil, nadie quería utilizar las armas, ni comienzar un gran conflicto con un par de pequeños barcos
A pesar de muchas advertencias por la parte soviética, las naves norteamericanas se negaron a abandonar sus aguas territoriales, por lo cual los buques de patrulla Bezzavetni y SCR-6 tuvieron que abordarlas con el fin de expulsarlas de las aguas territoriales. 
En respuesta a la pregunta de Zvezda sobre por qué los marineros soviéticos no dispararon, el capitán retirado Serguéi Nikíforov explicó que "al ser un tiempo tan difícil, nadie quería utilizar las armas, ni comenzar un gran conflicto con un par de pequeños barcos".
"Era necesario resolver el problema de manera diferente", añadió.

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