La población dominicana, ha estado observando
con indignación, rabia, e impotencia, como un grupo de empresarios, nos han hecho
humillar, y arrodillar de Haití como si fuéramos, mendigos para que nos permitan
vender productos en ese vecino país.
A pesar de la valoración y respeto tan
importante que el presidente Danilo Medina tiene en el país, y el extranjero,
lo han llevado hacer el ridículo, tratando de solucionar un conflicto, por la prohibición
de algunos productos dominicanos en Haití.
Las imágenes durante esa reunión que no debió de
haberse hecho, se veía al presidente Martelly, de Haití, igual que sus
acompañantes, con un aire de superioridad, que en su rostro decía lo tenemos en
nuestras manos, apretones de manos protocolares, y un país, que no quiere otra
cosas que sonar en el exterior y vender su pobreza con lo que políticos se han
hecho ricos.
Pero los pobres empresarios dominicanos, sin
patria, sin bandera y sin dignidad lo único que les importa es multiplicar su
dinero, aunque tengan que venderle su alma al mismo diablo, o entregar nuestra soberanía
como lo han demostrado en casos como la Barrick Gold, los conflictos de Loma
Miranda, siempre apoyan donde creen que habrá negocios y dinero.
La situación de país en momentos que no tiene
que hacer, nada para recibir ataques dentro y fuera del país, es muy delicada,
pero a pesar de eso, debemos mantener el orgullo, la dignidad, y el valor que
nos ha permitido no solo sobre vivir, también vencer y expulsar nuestros
enemigos.
El presidente Medina, no debe seguir exponiéndose
al juego de Haití, las humillaciones, y las reuniones donde los haitianos, no
van a ceder una pulgada, ya que eso ha sido debidamente preparado, y es para
beneficiar a socios de presidente Martelly empresarios.
Pero los empresarios dominicanos, viven en la Luna,
no conocen, nada de política exterior, ni de dignidad, solo de dinero, sin
embargo con sus acciones particulares buscando resolver sus propios problemas, están
arrastrando el gobierno y al presidente hacer el ridículo.
El gobierno haitiano, hace mucho que sacó, las
uñas, y ha dado demostraciones de que no le interesa caminar de la mano, con la
República Dominicana, si no hacerle la vida imposible, que para ellos lo mejor sería
destruirla.

Hoy la República Dominicana, se encuentra sola,
luchando con intereses muy mediocres, dentro los cuales hay enemigos declarados,
y otros ocultos que se venden como amigos, cuando no lo son.
La veda de los productos dominicanos, tiene
muchas aristas por donde cortar, pero lo principal es el anti dominicanismo, de
sectores haitianos enquistado en el poder político haitiano, que no solo
afectan a los dominicanos, si no que a sus propios nacionales que viven en la línea
fronteriza, que se abastecen, y sobre viven por el consumo, y la venta de esos
productos.
Lamentablemente estamos solos, y con los organismos
internacionales, que deben ser los Árbitros, en contra, y sin información y
prejuiciados a favor de Haití, interesados en fusionar el país, para salir
precisamente de ese problema haitiano.
El gobierno y los que están a favor de
soluciones con el gobierno del vecino país, deben entender que para ponerse de
acuerdo en algo deben primero, haber una voluntad de las partes, al gobierno
haitiano no le interesa otra cosa que desacreditar a la República Dominicana, y
conseguir lograr sus metas, e intereses.
Finalmente a los empresarios miopes,
dominicanos, sin visión, deben tratar de repensar ese problema, y pensar que la
solución de ese problema con Haití, no es unilateral, es bilateral, y si los
haitianos no quieren el gobierno no lo puede obligar, por más que nos
humillemos, roguemos, y tiremos nuestra dignidad por el suelo.
Los productos, que no se puedan vender en Haití, tiene que buscar
otros mercados, y ese es el plan “B” y el “C” para los empresarios es recobrar
la dignidad y el orgullo que llevamos dentro como dominicanos, y que no todo es
el dinero.
Haití y sus empresarios son más pobres que
nosotros, aunque tengan más dignidad, orgullo, y carácter que nuestros empresarios.
Es lamentable que esa nación pobre, nos dé
lecciones de dignidad, carácter y valor, pero sobre todo una diplomacia fuerte
que defiende a uñas, y dientes, sus intereses sin dejarse humillar, de otros
pueblos más grandes, y ricos como la República Dominicana.
Pienso que los empresarios dominicanos, deben
ir los fines de semana, a la frontera, y cruzar al lado haitiano, para recibir
unas clases de dignidad, orgullo, y valor, para que no vivan llorando desde que
le prohíben un producto en una nación.
Debemos más que vender, y comprar, proteger la
dignidad de la República Dominicana, si no nos respetamos nosotros mismos,
tampoco las demás naciones, nos respetarán.
Es en esos escenarios, donde se nos valora, reflexionen y dejen los haitianos,
suelten esos en banda como se dice.
Primero está el País, la Patria, nuestra gente,
y nuestra dignidad como nación libre y soberana del mundo, y quizás después sus
intereses de dinero que solo les beneficia a ustedes.
El pueblo cada día recibe productos más caro,
mientras ustedes se hacen más rico, aprovechando alzas del petróleo, del dólar,
o cualquier invento que les beneficie, o cuando le da la gana, pero cuando el dólar
y el petróleo bajan, no se refleja en los productos lo que hace la vida del
dominicano pobre más difícil.
Hoy pasamos de ser clientes a víctimas de las empresas
de servicios y productos, es otra cosa que tienen, que reflexionar; pero sé que
eso poco les importa.
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