Por Ricardo Rojas Vicioso.
República
Dominicana. Hace ya casi tres década apareció una joven, con características muy
especiales que con su talento, gracias y
belleza complementó la cartelera musical dominicana.
Con una
voz muy tierna, y un aspecto femenino y de niña ñoña, cautivo a los hombres y
mujeres con sus interpretaciones.
Su voz
y un grito característico lograron ganarse un espacio en el gusto del público primero
dominicano, y luego del extranjero.
La niña
ya se ha convertido en una gran mujer; pero sin embargo paradójicamente, mantiene
el encanto, la gracia y el talento que
ha ido perfeccionando con los años.

No hay
un sola melodía de Miriam que a la gente no le guste y es que simplemente ese
talento y esa voz todo lo que toca lo convierte en arte.
Una hermosa
voz, movimientos y gestos son todo un conjunto de dotes con los que Dios ha conferido
esta hermosa mujer, para que con ellos alegre y entretenga al pueblo dominicano
y el mundo.
Sus canciones
y talento también ha sido apreciados y cotizados en playas extranjeras, que
desde sus inicios en la “Chican”, cuando encabeza esa agrupación exitosa junto
con otras chicas, dominicanas y de otras nacionalidades, llegaron y se ganaron
el público de toda la región.
Hoy Miriam
Cruz, sigue cantando y bailando deleitando a su público con ese encanto casi contagioso
y aditivo.

Pero
sobre todo felicitarla por ser una artista integra, enmarcando su trabajo en lo
ético y moral, como un digna representante de la mujer dominicana, que sirva de
orientación para las actuales y futuras generaciones.
Mi admiración,
afecto y cariño hacia Miriam cruz, proporcionada por su impoluta trayectoria,
que a mí como a una gran cantidad de hombres y mujeres de esta tierra nos han
cautivado.
Muchas
felicidades Miriam Cruz.
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