SANTO DOMINGO.- El enólogo chileno Felipe Zúñiga calificó de “único” el
grado de acidez de las uvas dominicanas, lo que –a su juicio- permitirá el
desarrollo en el país de viñedos para producir vinos de calidad mundial,
experimento que ya se inició en el proyecto turístico OCOABAY.

Zúñiga, enólogo egresado de la universidad de Chile y formado en
Francia, asegura que encontró en las uvas del país el nivel de acidez que él
decía no existía.
El reportaje indica, que Zúñiga estaba convencido de que era imposible
encontrar en la República Dominicana los componentes del terroir de vino:
temperatura y clima, característica del suelo y la mano del hombre en la viña.
“Aquí esta traída fallaba”, decía.
“No había mano de obra especializada, no se tenía un estudio serio
de qué propiedades tenía el suelo, y el clima era el peor enemigo que se veía.
Pero, en esta zona, ya Gabriel tenía antecedentes de que había menos
pluviometría y que se podía evitar la lluvia que iba a afectar el crecimiento
de la parra”, destaca la publicación especializada en turismo.

Felipe Zúñiga, especialista en vino, tiene lazos con la República
Dominicana que se remontan a los años como embajador en Chile de su tío
político, Amable Padilla, y a los años en que presento su tesis doctoral en
Santiago de los Caballeros, periodo en el cual tuvo conocimiento de los
infructuosos intentos por el desarrollo vinícola en al país.
OCOABAY, un sueño que palpito en el corazón de sus creadores
OCOABAY es un proyecto agroturístico y residencial “pensado para
promover un estilo de vida saludable, elaborar vinos de categoría
mundial y comercializar productos alimenticios de la zona”, respetando las
normas medioambientales y cuidando el “entorno natural de inmejorables
características, ahí donde el mar Caribe se encuentra con la Cordillera
---Central”.
LA idea de Gabriel Acevedo y Soraya Méndez, de hacer un complejo
turístico con viñedo como centro de atención y diferenciador, fue acogida por
un grupo de inversionistas norteamericanos, medico oncólogos, que concibieron a
OCOABAY como un pueblo con lo necesario para llevar un estilo de vida
saludable: alimentación orgánica, espacios para los deportes, tranquilidad.
Conservando la energía, reciclando el agua, y aprovechando
las riquezas naturales de la zona, como el sol y el viento.
Con 35 variedades de uvas experimentales ya plantadas en los viñedos de
OCOABAY, se observa detrás de las parras, “la bahía de Ocoa, serena y
rotunda, que expone su belleza austera, que prescinde
de frondosidades, que se basta y se sobra para hilvanar ese encuentro
con la Cordillera Central, único en nuestra geografía”.
En OCOABAY, la gente tendrá sus propios viñedos, y decidirá
si prefiere que sean uvas para vinos o uvas para mesa, “la idea es que
tanto la gente que visite el resort como los propietarios de
villas puedan disfrutar de todo el confort del mundo, en un
entorno cuidadoso con el medio ambiente”.
Allí, mientras se dan los pasos para elaborar un tinto de calidad
mundial, avanzan las construcciones con miras a culminar una etapa antes
de iniciar la siguiente. Es el momento de recibir inversionistas y
compradores, de erigir los planos. Ocoabay está en marcha, y con él,
también, camina de la mano el Primer Vino Dominicano
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