lunes, 16 de septiembre de 2013

Los usureros: expresión del capitalismo y la autorregulación

Por Felix Pujols Jerez


El autor es abogado con
Postgrado en economía y derecho de consumo

La fatalidad de ser pobre o de estar en apuros financieros en algún momento, nos coloca en la desventaja de buscar dinero rápido para satisfacer esa necesidad económica, que en muchos casos tienen un drama social, como por ejemplo, el pago de una clínica, tratamientos de salud y compra de medicamentos, el colegio de los hijos, entre muchos otros ejemplos.

Sea cual fuere la razón para endeudarse, la realidad es dura, porque a esta “tragedia personal” hay que agregar que no todos podemos acceder a un crédito ante una entidad bancaria, por muchas razones, que no pueden ser detalladas en este pequeño espacio. Lo cierto es que hay un mercado de prestamistas y financieras, que se aprovecharán de su situación para ofrecerles la facilidad de resolver de inmediato, sin la complicada depuración y protocolo de los bancos, para el desembolso del dinerito requerido. El problema es que, el “interés” a cobrarle triplicará posiblemente el valor del dinero tomado, por la alta tasa de interés “pactada”. A esta figura se le llamaba Usura en nuestra aldea dominicana.

¿Y quién nos defiende de esta modalidad de robo?. Pues la mala noticia es que en los sistemas de fieras capitalistas como el nuestro, se permite esto y más. Ninguna institución del Estado podrá en buen derecho hacer nada. Léase, que mediante la ley 183-02 del año 2002, el Congreso aprobó la norma que regula el sistema monetario y financiero, derogando dos leyes que regulaban la usura y los denominados préstamos de menor cuantía.

La Orden Ejecutiva No. 312 del 1919, que establecía un interés legal de un 1% mensual como tope, fue derogada, al igual que la Ley No. 4290sobre Préstamos de Menor Cuantía, que reiterando el tope del interés, le daba facultad a la Junta Monetaria para intervenir, supervisar y regular esta actividad. En palabras simples, fue despenalizada la usura, es decir, ya no es un delito, por tanto, esta norma está apartada del ordenamiento jurídica dominicano. Y los usureros están a la libre.

Pero si como esto fuera poco, el artículo 24 de la Ley Monetaria y Financiera establece la liberalización de las tasas de interés, lo que implica que el mercado es autor regulado y puede establecer las tasas según sus criterios, a saber: “Las operaciones monetarias y financieras se realizarán en condiciones de libre mercado. Las tasas de interés para transacciones denominadas en moneda nacional y extranjera serán determinadas libremente entre los agentes del mercado”. Figúrense ustedes, dejar la iglesia en manos de Lutero!!

Para aprendizaje de nuestra maltratada sociedad, sólo basta con tomar de ejemplo lo que ocasionó dejar que los bancos se autorregularan en los EE. UU. (Recomiendo documental de Michael Moore; El capitalismo: una historia de amor). Yo diría, que ni el más ingenuo podría creer que pueden ser tan éticos para echar a un lado la avaricia natural del banquero, para, siendo juez y parte, no crear un sistema hecho a su medida.

Y los usuarios dominicanos se preguntan, por qué las tasas de interés de las tarjetas oscilan entre 84 y 105 porciento… Lo mucho hasta Dios lo ve, dice el refranero!

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