jueves, 4 de julio de 2013

Mensaje del Presidente Obama en la conmemoración de la independencia de los Estados Unidos de América.

En el Día de la Independencia, celebramos a un grupo pequeño y audaz de patriotas que, al firmar una declaración, provocaron una revolución y nos hicieron libres. Al creer en una democracia que nunca habían conocido, los patriotas de 1776 no lucharon para reemplazar la tiranía de un rey por los privilegios de unos pocos o el dominio de una turba. Crearon un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, encomendando a cada generación la preservación de los principios de nuestra fundación.
Doscientos treinta y siete años más tarde, sus palabras son todavía tan audaces y revolucionarias como lo fueron cuando las redactaron por primera vez: “Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas, que todos los hombres han sido creados iguales, que fueron dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables como el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad”.
Sin embargo, aunque estas verdades pueden ser evidentes en sí mismas, la historia nos dice que nunca se aplican por sí solas. Durante más de dos siglos, nuestro país ha recorrido un constante viaje para construir el puente entre el significado de las palabras de nuestros fundadores y las realidades de nuestro tiempo. A través de la sangre derramada por el látigo y la espada, aprendimos que ninguna unión fundada en los principios de libertad e igualdad puede sobrevivir mitad esclava y mitad libre. Definimos que una economía moderna requiere ferrocarriles y carreteras para acelerar los viajes y el comercio. Aprendimos que la educación es fundamental para una sociedad libre y descubrimos que un mercado libre sólo prospera cuando hay reglas que aseguren el juego limpio. Resolvimos que una gran nación debe cuidar a los más vulnerables y proteger a su pueblo de los peores peligros y desgracias de la vida.
Y cuando nuestra forma de vida ha sido desafiada y sometida a prueba, los valientes miembros de nuestras Fuerzas Armadas han avanzado para defender nuestras convicciones dentro de nuestro país y en el extranjero. Desde los patriotas que lucharon por una nación que todavía era una idea hasta los hombres y mujeres que ahora sirven orgullosos y visten uniforme, nuestros miembros en servicio hacen que el gran experimento de los Estados Unidos sea posible. Hoy también rendimos homenaje a su extraordinario sacrificio y rendimos tributo a aquellos que otorgaron su devoción hasta el final para que nosotros podamos vivir en libertad.
En este día, celebramos el credo de nuestra fundación, que lo que une a esta nación no es el color de nuestra piel, los postulados de nuestra fe o los orígenes de nuestro nombre. Lo que nos hace estadounidenses es nuestra fidelidad a una idea declarada por primera vez en una austera sala en Filadelfia: Que todos somos creados iguales. Esta idea nos guía todavía y nos llama a iluminar un futuro incierto con la preciosa luz de la libertad.
Les deseo todo lo mejor para un feliz Cuatro de Julio. Que Dios bendiga y proteja a todos los que sirven, y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.
Barack Obama

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