Fueron diez o diez dónde está la diferencia en “el dinero”
Presidente Suprema Corte de Justicia.
Por Ricardo Rojas Vicioso.
Santo Domingo R.D. Este país sigue siendo el de las maravillas, donde no pasa una semana, donde no ocurra un acontecimiento que escandalice la sociedad y nos ponga en ridículo ante el mundo.Pero en esta ocasión la situación la protagoniza nada más y nada menos que una jueza, y dos ciudadanos chinos, propietarios de un restaurante por unas pechurinas.
Simplemente en una penosa e indignante demostración de abuso de poder fueron sacados por un grupo de policías que lo usan para todo y llevados presos por dos días, simplemente por que a la jueza, no le gusto el tamaño del servicio que le prepararon, ya que entendía quizás que en su condición de jueza debería tener un trato diferente privilegiado a lo de los demás ciudadanos.
Mientras se llevan a la cárcel estos trabajadores orientales, existe otro escándalo por la decisión de otro juez que le dio la libertad a tres narcotraficantes condenados a 10 años, por la duda de que la sentencias decía diez y disque no especificaba el tiempo.
A los narcotraficantes se les da la libertad por cualquier cosas, hasta por que le pique un mosquito, mientras que estos orientales, el único delito que han cometido es dedicarse a trabajar de forma honrada en su negocio, hasta que la intolerancia y prepotencia de esta jueza que de acuerdo a muchas personas, no tiene capacidad para desarrollar esa funciones demostrada por su comportamiento.
Creo que estos dos casos nos dan una idea el porque el sistema judicial está como está, ya que mientras, el juez Mejìa Angomàs quiere favorecer a tres narcotraficantes por una duda, que dicho sea de paso nadie ha creído ese cuento, esta jueza encierra de forma abusiva dos ciudadanos porque no le sirvieron las pechurinas como ella quería, claro como son dos personas que no tienen alguien de poder que pueda hablar por ellos.
Además de encerrarlos por dos días, y cerrar también su negocios con las perdidas que esto significa, otro juez siguiendo la misma línea de su homologa le da medidas de coerción, ¡carajo! en que país es que vivimos pero la insensatez, no se queda hay también, el abogado de la jueza defiende esta ridiculez, tienen que saber que el poder no es para abusar.
El sistema judicial deber de revisar el comportamiento psicológico de sus miembros, y de igual manera se debe hacer, con los policías y militares para tratar de que esos sectores tan importante de la sociedad, puedan disfrutar de una salud mental que les permita desarrollar una trabajo con la eficiencia, capacidad y equidad que se necesita sin excesos.
Este caso que debe ya estar en los medios de comunicación en todo el mundo nos coloca en ridículo ante las sociedades modernas, donde los sistema de justicia están manejados en base a reglamentaciones y criterios profesionales y no a la voluntad de un individuo que no ve la diferencia entre una preferencia culinaria y un problema de violación a la ley.
Tanto este caso de la pechurina y la sentencia de diez deben motivar una reflexión y revisión por parte de la Suprema Corte de Justicia para mejorar el desempeño de sus jueces, y devolver la credibilidad perdida frente a la sociedad dominicana.
Hay un punto importante y es el hecho de que cuando el enfermo, no reconoce que está enfermo se le hará más difícil encontrar la cura, por lo que deben reconocer sus errores para que puedan a tiempo corregir las fallas y no tratar de justificar lo injustificable.
Y a la jueza de la Pechurina que realmente ha dado una triste, vergonzosa, y abusiva demostración de intolerancia por lo que debe revisarse para que pueda tener una mejor actitud, en el desempeño eficiente de su importante labor de implementar justicia en este país.
También debe saber que no son la gentes de trabajo honradas que deben estar en las cárceles, sino los violadores, narcotraficantes, ladrones, atracadores, corruptos y los jueces que dan sentencias benignas a los que dañan a la sociedad.
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