miércoles, 26 de mayo de 2010

Los quince días más luctuosos en la historia del deporte dominicano







Por David Paredes


El deporte en la República Dominicana ha sufrido dos golpes letales en el mes de mayo. Golpes inesperados y que nos han dejado sorprendidos e inmersos en la congoja. No uno, sino dos. Golpes que han llenado de dolor no sólo a la afición que sigue el deporte, sino también a nuestra sociedad.


La crónica deportiva se vistió de luto el pasado 8 de mayo, con el lamentable deceso del periodista y especialista en baloncesto, Iván Brea; y justo dos semanas más tarde, el día 23, el otrora lanzador de Grandes Ligas, José Lima, fallece en la ciudad de Los Ángeles a causa de un ataque masivo al corazón.


A ambos fenecidos, en lo personal y lo profesional, me unían vínculos especiales, pues en algún momento de mi carrera fueron figuras significativas.


A Iván lo conocí en mis días como pasante en El Caribe. Aún recuerdo el primer día que me lo presentaron, con su parsimonia, su semblante humilde y su calma al hablar, desde entonces se convirtió en un tutor para mi, en un maestro y yo en su discípulo, me enseñó el arte de redactar una crónica deportiva, de darle seguimiento a un juego y luego recrearlo sintetizado en no más de 123 palabras, para que el lector supiese qué pasó.


Nunca vi. a Iván enojado, furibundo o fuera de sí, siempre fue un tipo ecuánime, con una disposición sobre humana de ser tolerante y de tender su mano amiga a los incipientes novatos, que como yo aquel entonces, llegan desorientados a los medios de comunicación a prender un oficio digno para vivir. Tengo incontables anécdotas del “Mayiyo”, como le decíamos afectuosamente (en especial en afable Leonardo Reyes, otra estrella del periodismo), pero me basta con decir que hoy le debo mi carrera al efecto que Iván Brea surtió en mi.

Por eso, el día que me enteré de su fallecimiento mientras veía la transmisión local de un partido de la NBA, me quedé sentado en mi sofá durante más de 15 minutos sin saber qué hacer, qué pensar o qué decir, pero la lagrima que rodó por mi mejilla fue lo bastante elocuente en el momento.

José Lima, fallecido a destiempo, fue en el 2002, la primera entrevista en mi carrera como periodista y comunicador.

Previo a un partido entre los Leones del Escogido y las Estrellas Orientales, llegué dos horas antes al Estadio Quisqueya con dos cosas en mi cabeza: la encomienda de conseguir material periodístico para un programa deportivo en el cual trabajaba y con la incertidumbre de no tener ni la más remota idea de siquiera cómo agarrar un micrófono, y mucho menos de cómo hacer una entrevista. Y providencialmente fue entonces cuando conocí a José “El Mambo” Lima.


Él notó justo al instante de abordarlo que se trataba de un “periodista novato” que aún estaba crudo en esos menesteres. Recuerdo que inteligentemente me otorgó la entrevista dentro del Club House del Escogido, para sacarme de la presión que genera en cualquier neófito el terreno de juego, donde todos los ojos están encima de ti. “¿Cómo te llaman?”, me preguntó, a lo que yo contesté. Desde entonces se grabó mi nombre, así como el de todos los periodistas y la mayoría de los empleados del estadio con el que tenía contacto. Quizás esa entrevista no fue la mejor periodísticamente hablando, pero si conocí a mi mejor entrevistado.


David, mi hermano”, era su saludo afable cada vez que me veía. Su histrionismo y emotividad dentro del terreno de juego, contrastaban con su cálido trato, sus excepcionales relaciones humanas y su contagiosa alegría, con que trataba a los demás sin excepción alguna.

“La Cacáta”, “El Loco” o simplemente “El Mambo” como le apodaban, se despojó muy temprano (si acaso lo tuvo alguna vez), del ego y la petulancia que la combinación del dinero y poca formación, embadurnan a un alto porcentaje de nuestro peloteros. Lima fue siempre receptivo, nunca negaba entrevistas y fue una verdadera estrella dentro y fuera de las líneas de cal.


Iván Brea y José Lima ya no están físicamente entre nosotros. Nos dejaron enlutados, pero sus maravillosos e indelebles legados quedaran en nuestros corazones por siempre. No hay homenaje póstumo que compense esas pérdidas; pero la sensatez manda a que se haga honor a quien honor merece, por lo que el próximo Torneo de Beisbol Otoño-Invernal, debe ser dedicado a José Lima, In Memorian y el Torneo de Baloncesto del Distrito 2011, a Iván Brea… Porque donde quiera que haya una expresión del deporte, estos colosos serán recordados.

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