
Por Víctor Suárez
La sociedad Dominicana esperó paciente la mano dura y esperanzadora de un hombre que supiera y pudiera defender el patrimonio nacional,alguien, quien extirpara las manos inescrupulosas que saquean los bienes del pueblo, que aparte de la administración publica a aquellos que se creen y se han creído dueños de la riqueza estatal y la han utilizado en forma arbitraria, injusta e ilegal en su beneficiopersonal.
En un país donde más del treinta por ciento del presupuesto nacionalse queda en manos de los que simulan ser servidores, desde el estado ypara el pueblo, es decir en manos de ministros, quienes su únicointerés es enriquecerse. Un hombre como usted podría romper con la cadena que nos ha traído atado por décadas al hambre y la miseria.
No es que sean ministros de hoy o de ayer son los mismos de siempre,los que vienen al estado con la intención de resolver sus vidas de una vez y por todas, desde un cargo que muchas veces han obtenido conengaño a la humilde gente del pueblo, del pueblo si, ese que nunca ha tenido quien lo defienda desde lo alto del poder.
El único compañero de esta población, ha sido el dolor del desamparo y la complicidad de los que dirigen la justicia con los facinerosos,ellos son los que les han infringido la estocada, la dolencia de nopoder desarrollarse, hombres y mujeres de este país, en el cual muchas veces no nos sentimos representados y huimos hacia otras fronteras buscando luminosos horizontes, los cuales tantas veces se conviertenen espejismo, todo por que un grupo de inhumanos le sustraen el derecho a vivir con dignidad.
Yo confío en usted, distinguido maestro, en su justicia, en su honor,en su pulcritud, en su entereza, en su cristiandad y en su bondad. Que no enfrentemos tan sólo a los corruptos del otro lado de la trinchera,si no también a aquellos que en nuestra propia escuadra se quieran pasar de listos y mancillen la línea del honor y la excelencia con sus actos inescrupulosos.
Quiero ver la excelencia en ejecución a suderredor, la excelsitud, la cual usted con dignidad nos ha enseñado. No quiero sentirme decepcionado cuando pasen los años y su funciónhaya terminado y no se haya sentado un precedente en la lucha contralos desfalcadores.
Que nuestra disputa no sea contra la corrupción y nada más, contra una definición de una palabra, sino, contra el corrupto, que se vuelva personal si es posible, por que el tiempo, del paño tibio a los casos de sustracciones también hay que extirparlos dela justicia.
En su mano descansa mi anhelo, en su auxilio también descansa la esperanza de miles de dominicanos que los siguen a usted, por que confiamos en su rectitud y en su indomable historia de respeto e intolerancia antes los actos deshonestos. http://www.victorsuarez.com.do/
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