“Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento”.
-Nicolás Maquiavelo-
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es un pacto de defensa militar que fue establecido para hacer frente a una potencial revolución socialista en Europa.
Sus orígenes se vinculan con el tratado Franco-británico de Dunkerque (1947), aunque posteriormente, el 4 de abril de 1949, fue firmado en Washington D.C; un acuerdo entre Bélgica , Canadá, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña, Islandia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal, y EE.UU, con el fin de “salvaguardar La Paz y la seguridad del Atlántico Norte”.
El triunfo de la revolución socialista en China y la toma del poder por el partido Comunista en Checoslovaquia, indujo a EE.UU a transformar estos tratados, en ese mismo año, en una organización político-militar , cuyos objetivos eran asegurar a los Estados miembros y colocar parte de sus fuerzas armadas bajo un mando unificado.
La contraparte de la OTAN fue el Pacto de Varsovia, que consistió en un tratado de cooperación y alianza defensiva entre Albania, República Democrática Alemana (RDA), Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumanía, Checoslovaquia, y la URSS, firmada el 4 de mayo de 1955, para contrarrestar la fuerza de la OTAN.
Al terminar la Guerra Fría muchos idealizaron el final de la época de guerra con una Europa unida y en paz. Pero unos años después, las ayudas de Rusia a los revolucionarios de Crimea y Ucrania, han hecho que la OTAN redescubra una nueva razón que justifica su existencia, así como el peligro Ruso en el Báltico. En ese sentido, cabe destacar el anuncio por parte del presidente de los EE.UU; Barack Obama, para implementar un programa multimillonario para reforzar la OTAN.
Analistas de guerra estiman que a Rusia solo le bastarían 60 horas para tomar Estonia, Lituania y Letonia, pero una acción de ese tipo obligaría a una contraofensiva sangrienta y tensa por parte de la OTAN. Para prevenir una rápida invasión de los Estados Bálticos aliados a la OTAN por Rusia, expertos militares recomiendan el movimiento de siete brigadas de infantería y tres blindadas.
Es evidente que un ataque de esa naturaleza por parte de Rusia, ocasionaría una guerra prolongada, por lo que según la opinión de los analistas, lo más prudente seria fortalecer la OTAN en esa zona, cuyo costo de billones de dólares recaería en su mayor parte sobre los EE.UU, aunque en el contexto estratégico de los norteamericanos, de ser policías del mundo, sería mejor prevenir que lanzarse a una devastadora guerra en la cual se perderían muchas vidas humanas y se invertirían muchos recursos , así como los traumas y dolores que causaría.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en la época de la captación de miembros para la OTAN, y cuando Rusia estaba débil y no se visualizaba como un peligro, la expansión de la OTAN fue considerada un éxito.
Sin embargo, parece que en este momento el poder nuclear Ruso ha puesto a pensar a los norteamericanos sobre defender países europeos sin defensa militar considerable, como los del mar Báltico: Estonia, Letonia y Lituania. El pasado año, Estonia invirtió el 2.04 de su producto interno bruto; Letonia y Lituania, invirtieron 1.06 y 1,14, respectivamente, para sus gastos militares, lo que indica la preocupación de esos países en su defensa nacional.
Nadie podría pensar que los Estados bálticos pudieran derrotar en una guerra a gran escala a la poderosa Rusia, pero con una baja potencia de combate para la defensa nacional serian un blanco apetecible para la expansión Rusa.
En febrero de este año, el primer ministro ruso Dimitri Medvédev, delante de jefes de Estado y Ministros que asistieron a la Conferencia de Seguridad de Múnich, que tenía el conflicto de Siria como su prioridad, expresó lo siguiente: “A veces me pregunto si estamos en el 2016 o en el 1962”, significando que el mundo se ha desplazado a una nueva Guerra Fría. Y agregó: “Casi todos los días, nosotros (Rusia) somos descritos como la peor amenaza. Ya sea para la OTAN, en su conjunto, para Europa, Estados Unidos o para otros países” El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, fue el primero en asegurar que la coalición” no quiere una nueva Guerra Fría”, pero acusó a Rusia de desestabilizar el orden de seguridad europeo.
Y agregó: “La OTAN tiene que responder firme, pese a que no busca confrontación”. Stoltenberg explicó que la alianza se encuentra frente a una nueva realidad con Rusia, por causa de la agresiva política exterior de Moscú a sus vecinos.
Fueron 45 años de tensión que vivió el mundo, período en el cual países pequeños como el nuestro sufrieron sus consecuencias, a tal grado que, en el ámbito de seguridad pública, aún cargamos con las debilidades estructurales, al haber sido formados nuestros cuerpos de defensa en función de la seguridad nacional norteamericana, con espionaje, conflictos de poder, represión y temores al comunismo.
Y es que el planeta percibía el potencial temor de una catástrofe nuclear mundial. ¿Cómo olvidar ese enfrentamiento ideológico y geopolítico, con sus secuelas, en el otrora mundo bipolar? El enfrentamiento diplomático, político, militar y tecnológico que comenzó después que se rediseñó el tablero mundial post Segunda Guerra Mundial, golpeó profundamente todo el planeta, dividiendo el mundo en bloques, donde el colapso del bloque socialista y la desaparición de la Unión Soviética se llevaron consigo la Guerra Fría.
Hechos recientes, como los bombardeos rusos sobre Siria en donde se han reportado bajas de civiles, han incrementado la presión internacional sobre Moscú. Basados en estas circunstancias, en la aludida conferencia de Múnich, el primer ministro francés, Manuel Valls, y el secretario de Estado de EE.UU; John Kerry, volvieron a recalcar las bajas civiles producto del bombardeo ruso contra los terroristas en Siria, reportando el Observatorio sirio de Derechos Humanos que una cuarta parte de las bajas eran menores de 18 años.
Hablando de Guerra Permanente, Nueva Guerra Mundial, y Segunda Guerra Fría, la mayoría de líderes presentes en esa conferencia, se mostraron optimistas sobre la pacificación de Siria, donde a inicios de año ya se contabilizaban 250.000 muertos y 11 millones de desplazados en los casi 5 años de guerra en esa sufrida nación.
En ese orden de ideas, fuentes diplomáticas sirias alegan que la actuación de la OTAN es ilegal, ya que no tiene el permiso del gobierno legítimo de Siria. Incluso afirman que la OTAN tiene terroristas preferidos, los supuestos “Moderados”, y en esos cinco años de lucha sangrienta, el gobierno sirio se queja de que nunca ha recibido el apoyo de esa coalición liderada por los EE.UU.
Hasta el candidato presidencial norteamericano, Donald Trump, ha externado sus críticas al supuesto apoyo del presidente Obama a una facción terrorista en Siria, en momentos en que Turquía, donde hay bases militares estadounidenses, está en acercamientos con Rusia para enfriar unas relaciones caldeadas, producto del derribe de un avión Ruso que se dice cruzó el espacio aéreo Turco en un bombardeo a terroristas del Estado islámico (EI) en territorio sirio.
Por otra parte, esas mismas voces oficiales del gobierno sirio parecen defender la actuación rusa, al señalar que estos empezaron su ayuda bombardeando por la vía aérea a los terroristas, con el permiso del gobierno de Siria, por la vía diplomática, es decir, de gobierno a gobierno. La OTAN, afirman, lo ha obviado.
Para nadie es un secreto que en el puerto sirio de Tartus, desde 1971, está enclavada una base naval rusa, considerada por expertos como estratégica por su ubicación en el mar Mediterráneo. De manera que es evidente la proyección de poder militar ruso en esa zona de combate.
Al momento de preparar este ensayo veo en la prensa internacional la trágica y ya común noticia de bajas de guerra, esta vez en Beirut, Líbano, donde murieron cinco soldados rusos al derribarle el helicóptero que abordaban, siendo este el ataque más sangriento contra las tropas rusas desde que Moscú iniciara su ayuda militar y humanitaria al gobierno de Siria.
Si a este hecho de violencia de guerra le agregamos los comentarios del Papa Francisco, al repudiar la pasada masacre de París, los días 13 y 14 de noviembre 2015, perpetrada por terroristas yihadistas del Estado Islámico (EI) , indicando que se trataba de un acto propio de una Tercera Guerra Mundial, combatida por partes, azuzada por intereses espurios como la codicia, la avaricia, intolerancia, las ansias de poder, y el comercio de armas que empujan a los conflictos, nadie dudaría que en efecto estamos de lleno en una nueva versión de la guerra fría.
Por eso, el Papa Francisco, con su gran visión geopolítica, ha dejado claro que este belicismo globalizado se debe a que en la sombra de la sociedad convergen lo que denominó como planificadores de terror, o lo que es lo mismo, intereses, estrategias geopolíticas y una industria armamentista cuyo corazón está corrompido por especular con la guerra, caldo de cultivo del renacer de otra Guerra Fría. Los grandes líderes mundiales tienen en sus manos, nueva vez, el destino del mundo, y sólo queda pedir que Dios los ilumine en sus decisiones, para que ésto no suceda.
Fuente Listin Diario.
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EL AUTOR ES MIEMBRO FUNDADOR DEL CÍRCULO DELTA