Evaluación de desempeño naval
Por
Homero Luis Lajara Solá
Una noticia publicada este mes pasó casi desapercibida en nuestro entorno, pero encierra una lección profunda sobre liderazgo, evaluación del desempeño y controles permanentes en la instrucción militar.
El capitán de navío Gilbert Clark Jr., comandante de los guardiamarinas de la Academia Naval de los Estados Unidos de Norteamérica (USN), fue relevado de sus funciones el 24 de noviembre, apenas seis meses después de haber asumido el cargo. La razón fue clara y directa: las autoridades perdieron la confianza en su capacidad para ejercer un liderazgo efectivo.
No se trató de un escándalo mediático ni de una falta penal, sino de algo más serio en una institución militar institucional: el incumplimiento de los estándares de liderazgo exigidos. Y hablamos del oficial responsable del entrenamiento militar, el desarrollo profesional y la conducta diaria de casi 4400 futuros oficiales navales.
El mensaje institucional fue contundente:
“El servicio naval de los EE.UU mantiene los más altos estándares para sus líderes y los hace responsables cuando esos estándares no se cumplen.”
Esta decisión demuestra que en las Fuerzas Armadas el rango no debe blindar al individuo, el prestigio no sustituye la evaluación y la formación de oficiales no debe admitir improvisaciones ni complacencias. El control, la supervisión y la rendición de cuentas no son desconfianza: son parte vital del proceso formativo.
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