El Leño Pinto Digital
Los verdaderos marinos no navegan buscando bonanza,
sino cumpliendo su rumbo del deber , incluso cuando el oleaje parece tragar la esperanza.
Cápsula naval
Por Homero Luis Lajara Solá
Como el almirante Yi Sun-sin, que sin escuadra ni socorro, hizo de las olas su aliada y combatió con barcos fantasmas para no dejar morir la causa.
Como el almirante Horatio Nelson, que herido de muerte en Trafalgar, entregó su último aliento sabiendo que su sacrificio no sería en vano.
O como aquel teniente británico en la batalla de Jutlandia, que, con el brazo cercenado, siguió dirigiendo el fuego artillero mientras ondeara su enseña.
El desaliento, marinero, puede abordarnos… pero no debe jamás tomar el mando de nuestra voluntad.
Porque las tormentas no se maldicen: se enfrentan.
Son las pruebas que distinguen a los buques de ocasión de los verdaderos acorazados del alma.
Ningún oficial con vocación de porvenir debe rendirse.
Ningún timonel auténtico olvida que las rutas nuevas no se trazan en la calma del puerto, sino con manos firmes al timón, aun cuando el cielo se cierre de presagios.
Y si alguna vez el silencio de la guardia nos hace pensar que estamos solos, recordemos:
Los verdaderos marinos no navegan buscando bonanza,
sino cumpliendo su rumbo del deber , incluso cuando el oleaje parece tragar la esperanza.
No nos rindamos.
Porque aún hay muchos que , sin estridencias, izan cada día la bandera del honor.
Y mientras esa enseña flamee, no habrá causa perdida.
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