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sábado, 23 de agosto de 2025

De mi bitácora personal (2009) Crucero Internacional


El Leño Pinto Digital


CÁPSULA NAVAL


Por Homero Luis Lajara Solá 


Cuando me correspondió el timón de la Armada, en el año 2010, trazamos la derrota del primer crucero internacional con un patrullero de altura, un patrullero mediano y un guardacostas.

La derrota —para quienes no son marinos— es la ruta cuidadosamente marcada en la carta náutica que conduce al buque desde el puerto de salida hasta su destino, considerando vientos, corrientes y escollos ocultos.

Aquella tarde, al ver la derrota presentada por el Subcomandante General, el Jefe de Operaciones Navales (M-3) y el Director de la Academia Naval, percibí que la enfilación de mi propósito aún no estaba cumplida. Pedí entonces que dejaran la carta sobre mi escritorio.

Esa noche, mientras mi cuerpo buscaba descanso, mi mente seguía navegando en círculos. 

De repente, levé el ancla de mis pensamientos y me dirigí a mi oficina privada. Con una pilot chart —carta de vientos y corrientes— recordé mis entrenamientos en Newport, en aquellas embarcaciones WP donde lo aprendido en el aula era puesto a prueba en el oleaje real.

Fue entonces cuando decidí virar la proa de la enseñanza: invertí la derrota, de norte a sur, para que los guardiamarinas enfrentaran la mar en toda su crudeza. 

Navegarían contra viento y marea, y el casco del buque sería su verdadero salón de clases.

Confieso que sonreía imaginando aquella singladura, cuando hasta la pintura del casco pareciera desprenderse con cada golpe de ola.

El crucero culminó exitosamente. Escuché los relatos de bitácora de aquellos guardiamarinas al arribar a Colombia, cuando el mar parecía quebrar cubiertas y cascos.

 Pero resistieron. Y comprendieron que un marino no se forja en aguas mansas, sino en cubierta abierta, entre marejadas, vientos fuertes y oleaje imponente.

Hoy, cuando me encuentro con esos oficiales —antes guardiamarinas— compartimos la complicidad de esa travesía. 

Ellos saben que navegaron en serio. Y yo sé que allí comenzaron a descubrir su verdadera vocación de marinos de honor.

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