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miércoles, 2 de julio de 2025

.La comunicación del deber en tiempos de redes




El Leño Pinto Digital

La actualización de las doctrinas de comunicación no implica abandonar el temple del silencio operativo, sino adaptarse con inteligencia para informar sin convertir la misión en espectáculo.

Cápsula Naval



Por Homero Luis Lajara Solá 


En tiempos de mareas tranquilas o tempestuosas, el deber ha sido siempre el faro que guía al marino militar. 

Hubo épocas donde zarpar, patrullar o cumplir la guardia era parte del viento cotidiano, sin esperar más recompensa que la satisfacción íntima del deber cumplido. 

Nadie izaba códigos de banderas de autopromoción, porque la misión era su propia justificación.

Hoy navegamos en océanos digitales donde  a veces la maniobra parece exigir un reporte inmediato, como un mensaje al puente de mando global, buscando la aprobación desde el puerto como quien espera un viento favorable.

No es que comunicar sea erróneo. Un buque sin señales no coordina sus rutas y corre riesgo de colisión. 

La institución debe informar su rumbo y sus logros, como toda embarcación reporta su posición y condición al Estado Mayor Naval. 

Sin embargo, cuando el énfasis se desplaza de la misión al aplauso, se pierde el rumbo estratégico. La popa comienza a guiar la proa.

Ser marino es recordar que la esencia no está en gallardete que ondea al mundo la maniobra, sino en la seguridad de que la maniobra se ejecuta con precisión y profesionalismo. 

La actualización de las doctrinas de comunicación no implica abandonar el temple del silencio operativo, sino adaptarse con inteligencia para informar sin convertir la misión en espectáculo.

El verdadero respeto se ancla cuando quienes nos observan saben que, con banderas de señales, código morse  o en la más absoluta discreción del radar apagado, el deber se cumple con idéntico honor. 

Que la brújula de nuestra vida profesional siga marcando siempre ese norte: cumplir por vocación, comunicar con sabiduría y nunca confundir el sonar de los aplausos con el pito de ceremonia  del deber cumplido.

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