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lunes, 14 de julio de 2025

GOBERNAR COMO CONDUCIR UN CONVOY



El Leño Pinto Digital

Hoy más que nunca, debemos asumir que navegar como nación requiere simultáneamente firmeza y método. 

CÁPSULA NAVAL 



Por Homero Luis Lajara Solá 



Gobernar un Estado moderno exige el mismo rigor que conducir un convoy en aguas estratégicas: cada unidad tiene un rol definido, un tiempo de maniobra, y una distancia que debe respetar. 

El éxito de la travesía no depende de improvisaciones individuales, sino de la cohesión de conjunto, del respeto a la cadena de mando, y del cumplimiento de funciones con la dignidad y el profesionalismo que la misión exige.

Las instituciones no deliberantes —como las Fuerzas Armadas— no están llamadas a opinar ni a competir por visibilidad. Su fuerza está precisamente en la reserva, en la ejecución precisa, y en su vocación de servicio al interés superior, no al protagonismo circunstancial.

En un convoy, cuando un buque maniobra por cuenta propia sin respetar señales del buque insignia, puede causar colisiones o dejar flancos expuestos. 

Por eso, la prudencia no es pasividad: es inteligencia operacional. Y el silencio institucional, cuando es disciplinado, es señal de madurez.

El liderazgo civil, por su parte, debe actuar como Estado Mayor en mar de corrientes cruzadas: sin dejarse llevar por la presión de superficie ni por el ruido de ecos distorsionados desde tierra. 

El comandante que pierde el control de su escuadra para complacer a cada voz del puerto, termina encallando.

Hoy más que nunca, debemos asumir que navegar como nación requiere simultáneamente firmeza y método. 

La legalidad como timón, la razón como carta de navegación, y el respeto mutuo como combustible de largo alcance.

El mensaje es claro: ninguna institución puede sustituir el rol de otra sin consecuencias. 

La estabilidad nacional —como un convoy bien dirigido— se basa en el cumplimiento exacto de funciones, la lectura precisa del entorno y la serenidad en la toma de decisiones.

Que no nos confunda la espuma: lo importante está en la corriente. Gobernar es mantenerse en formación. Y eso comienza por saber qué somos, para qué fuimos creados y a quién respondemos.

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