Medios digitales disponible

jueves, 19 de junio de 2025

La diferencia entre flotar y combatir




El Leño Pinto Digital


Cápsula Naval 


Por Homero Luis Lajara Solá 

En la arquitectura naval militar, el casco no es solo la estructura que mantiene el buque a flote: es la primera línea de defensa, el escudo pasivo que permite resistir impactos, condiciones meteorológicas extremas y hasta eventos cinéticos de conflicto.

Por eso, cuando se habla de modernización de la flota, es fundamental que el casco de
los buques a incorporar  esté construido con materiales acordes a los estándares de resistencia que exigen las operaciones de seguridad y defensa en el mar. 

No todo lo que navega sirve para patrullar; no todo lo que flota puede combatir.

Algunas ofertas —aunque bien intencionadas— presentan plataformas diseñadas para usos civiles o comerciales adaptadas a contextos militares. 

Esa conversión, sin la fortaleza estructural requerida, puede poner en riesgo no solo la inversión, sino a la tripulación y a la misión misma.

Un buque de defensa debe nacer con alma de acero y vocación de patrulla. 

Su diseño debe considerar refuerzos en la obra viva, distribución táctica de espacios, compatibilidad con sensores y sistemas de armas, y capacidad para resistir y responder en escenarios exigentes.

No basta con incorporar equipos modernos a una plataforma débil. Se necesita integración desde la quilla hasta el mástil. 

Invertir, sobre todo en el casco correcto, con el diseño y el material adecuados, es garantizar que el buque no solo llegue al mar, sino que lo domine.

El mar no perdona improvisaciones. Y la defensa, menos aún.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario