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jueves, 24 de abril de 2025

Unidad después del temporal



Hoy, que la brisa vuelve a soplar firme y la mar parece en calma, los oficiales de honor deben recordar esa travesía amarga para no repetirla jamás. 

El Leño Pinto Digital

Cápsula Naval  


 Por : Homero Luis Lajara Solá 
 
Hubo una vez, en abril de 1965, una tormenta en la mar de la patria.
 
Los cañones no apuntaban al invasor, sino que se cruzaban entre hermanos de borda distinta: unos bajo la enseña del orden establecido, otros enarbolando el pabellón de la Constitución. 
 
Cada uno creyó navegar hacia el faro de la verdad, aunque el oleaje de la confusión y las corrientes de la política los arrastraran a rumbos enfrentados.
 
Como en otras singladuras de la historia, recordamos a Esparta y Atenas, que guerrearon entre sí en la guerra del Peloponeso creyendo cada una defender su modelo de polis justa, pero luego comprendieron que solo la unidad bajo un propósito superior podía sostener la civilización helénica.
 
Así también en nuestra patria, tras el fragor de los disparos, el dolor compartido y el recuerdo de la sangre vertida nos enseñaron que el verdadero enemigo nunca será el compatriota que piensa distinto, sino la ruptura del orden constitucional y el irrespeto al timón civil.
 
Hoy, que la brisa vuelve a soplar firme y la mar parece en calma, los oficiales de honor deben recordar esa travesía amarga para no repetirla jamás. 
 
Que el juramento al tricolor no sea dividido por ideologías, sino sellado por la lealtad a la Constitución y al poder civil legítimamente constituido, timón supremo de toda Armada que se respete.
 
Que perduren siempre, desde el cuartel hasta la cubierta, la dignidad, la disciplina, la subordinación y el carácter no deliberante del militar, como columnas que no se inclinan ante las borrascas de la política ni los cantos de sirena del oportunismo. 
 
Porque la honra del uniforme no se negocia: se vive con decoro, y se defiende con silencio obediente y corazón firme.
 
Que nunca más cañones hermanos se crucen. Que la unidad, la ley y el honor sean siempre nuestro derrotero.

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