FOTO ARCHIVO : EL LEÑO PINTO DIGITAL
Homero Luis Lajara
Solá
“La fantasía abandonada por
la razón crea monstruos inimaginables”.
-Goya-
Este 12 de enero se cumplen cuatro
años del trágico terremoto que sacudió a la vecina República de
Haití. Ese mismo día, por orden presidencial, al igual que en las demás
instituciones del Estado, en el área castrense se activó la directiva militar
designada como “Operación Mano Amiga” , y en la misma el Ejército Dominicano
estableció su comando operacional en Jimaní, Independencia; La Armada en Cabo
Rojo, Pedernales; y la Fuerza Aérea en Barahona.
La Armada, la misma que venció a la escuadra
haitiana a metralla y fuego en la Batalla Naval de Tortuguero, el 15 de abril
de 1844, jugó un papel preponderante, siendo los primeros en llegar, vía
marítima, al puerto de Jacmel, en Haití, ubicado al sur de esa nación amiga,
salvando vidas y mitigando dolores.
En reconocimiento a la eficacia y eficiencia de La
Armada en esa labor humanitaria, fueron condecorados por el Poder Ejecutivo,
representando a sus tripulaciones los comandantes de los buques participantes
en tan noble tarea. El desempeño del Ejército, el que con su sable nos liberó
del grillete opresor haitiano, y la Fuerza Aérea, fue igual de sobresaliente.
Quise traer a colación esa participación militar
dominicana, de carácter humanitario, ahora que una sentencia de nuestro
Tribunal Constitucional, en un legítimo acto de un Estado soberano -ya un
hecho-, ha originado reacciones diversas en sectores nacionales y foráneos,
tildando como xenófobos y racistas, entre otros epítetos indelicados, a
quienes, motivados por el interés nacional, estamos de acuerdo con
la referida sentencia, que ofrece a los haitianos ilegales la posibilidad
de naturalización dominicana- la mayoría ni siquiera está en los
registros civiles de la vecina nación-, cuando la soliciten por los canales ya
establecidos por nuestras leyes.
Con alrededor de 390 kilómetros lineales de frontera
terrestre muy permeable, es evidente que no hay sentencia que impida el flujo
constante de haitianos ilegales a la República Dominicana, pues como bien
señaló Freddy Prestol Castillo, lo hacen “pasando el Masacre a
pie”, por lo que se torna ya urgente poner el cascabel al gato,
definiendo la frontera jurídica dominicana, con el consiguiente accionar
de las instituciones del Estado que deben velar para que se cumpla la ley.
Como ciudadano común expongo mi punto de vista,
respetando a quienes tengan otro parecer, con relación a este primer accionar
responsable, valiente y soberano, estigmatizado por algunos, que trata de
regularizar el dilema de los extranjeros ilegales, sobre todo haitianos, en nuestro
territorio.
Recuerdo cuando, en el año 1986, estando de servicio
en un buque de La Armada surto en el puerto de Manzanillo, observaba
sorprendido la gran cantidad de señoras haitianas parturientas recibiendo
atención médica en nuestros hospitales fronterizos. Esa acción filantrópica
sucedía antes, y sucede hoy, hasta en los hospitales de la capital. Así es que
ahora nadie venga a argumentar que aquí se maltrata a los haitianos.
El haitiano pobre sufre las mismas carencias que el
dominicano, por lo que no se puede pretender tapar el sol con un dedo; ni
siquiera podrán hacerlo algunos de los nuestros,
las ONGs liberales, ni la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
que, por cierto, tendría mucho trabajo en Haití, y menos el
CARICOM, que en sus suelos ubica el tema migratorio como prioridad
estratégica de seguridad nacional.
Durante una disertación del presidente Barack Obama en
San Francisco, California, sobre la reforma migratoria, fue interrumpido por un
estudiante extranjero, exigiéndole que pare las deportaciones, con el poder que
posee, como Presidente de los EEUU, a lo que contestó el mandatario: “lo
que estoy proponiendo es el camino más difícil, que es el uso de nuestros
procesos democráticos para lograr ese mismo objetivo, pero no va a ser tan
fácil como gritar”, alegando que él no estaba por encima de las
leyes...Entonces, ¿cómo se pretende, con gritos mediáticos, locales y foráneos,
que nuestro Presidente desconozca ipso facto una sentencia del Tribunal
Constitucional?
En el caso que nos ocupa, los argumentos que apelan a
derechos fundamentales, derecho internacional y a la retroactividad de las
leyes, se han enfocado casi todos, de acuerdo a mi interpretación, como si se
tratara de un proceso simple en materia civil, o que la nacionalidad no
fuera un vínculo jurídico con el Estado; mientras otros, invocando aspectos de
seguridad nacional y hasta comerciales, razonan, sin tomar en cuenta enseñanzas
como las del político e historiador español Antonio Cánovas (1828-1897),
quien decía, que “no hay más alianzas que las que trazan los intereses, ni
nunca las habrá”, acuñando la siguiente sentencia : “Con la Patria se está,
como con el Padre y la Madre, con razón o sin ella”.
En este mes, que se conmemoran 201 años del nacimiento
del general Juan Pablo Duarte y Díez, creador de nuestra nacionalidad, en vez
de dividir la sociedad dominicana entre los que están y los que no están de
acuerdo con la sentencia del Tribunal Constitucional, sugiero que, con ese
mismo ímpetu, todos, busquemos la mejor manera de honrar a Duarte, no en enero,
sino siempre, abarloándonos a su ideario sagrado, y desde nuestras áreas de
influencia colectiva fortalecer el combate a nuestros males milenarios (pobreza
e ignorancia), a los cuales se les han unido la corrupción , el narcotráfico y
el crimen organizado.
Honremos la enseña tricolor respetando la Constitución
y las leyes. La Patria se preserva amándola con hechos y asumiendo
responsabilidades de manera digna y honorable, tanto en los cargos públicos
como en el ejercicio privado, fomentando valores y principios que sirvan de
escudo contra las tentaciones en un mundo globalizado.
En este 2014, levantemos a lo alto un espíritu de
identidad nacional, y con fe, disciplina y trabajo, estructuremos un proyecto
de nación, bajo la égida de un Estado progresista. Tracemos, con Dios
como faro de luz, el rumbo verdadero que nos lleve, a los dominicanos, al
puerto de la paz, progreso y felicidad, para así poder alcanzar las luces de la
civilización.
Viva Duarte por siempre !
Fuente: El Listin Diario
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