Fernando Ravsberg
Internacional BBC Mundo, La Habana
Con la autorización de la venta libre de motos, autos,
camionetas y microbuses, nuevos y de segunda mano, para cubanos y extranjeros
residentes en el país, el gobierno de Cuba anunció este jueves la eliminación
de una restricción que se mantuvo durante medio siglo.

Hasta ahora, para poder comprar un auto los cubanos debían
contar con la aprobación personal del vicepresidente del país, algo conocido
popularmente como "la carta". Los extranjeros residentes en Cuba
necesitaban una autorización firmada por funcionarios de su sector.
En 2011, el presidente, Raúl Castro, autorizó la compraventa de
automóviles usados entre cubanos, pero esa primera apertura no eliminó el
requisito de la firma del vicepresidente, prohibía comprar autos nuevos y
limitaba el número de vehículos de un extranjero residente a dos durante toda
su estancia en el país.
Las reacciones
Ema Ferrán dirige un estacionamiento de automóviles y asegura
que "mientras más libertad tenga un ser humano es mejor. Yo difícilmente
me lo pueda comprar porque vivo de mi salario pero el que pueda, el que haya
ahorrado, el que tenga el dinero que se lo compre".
"Para mí todo lo que sea eliminar prohibiciones estúpidas
bienvenido sea", expresó a BBC Mundo la cubana María Teresa González. Un
criterio compartido por muchos en un país que, al decir del novelista Lisandro
Otero, todo lo que no es obligatorio está prohibido.

El comunicado del gobierno dice que los precios serán
"semejantes a los que reconoce el mercado entre particulares" y el
técnico en electrónica Juan D. González, cree que "sería muy injusto
vender a precios de mercado a los que ya tenían sus cartas y esperaban comprar
carros baratos".
Las cartas
El automóvil fue por años el mayor "estímulo" que el
gobierno entregaba a un cubano en retribución a sus méritos políticos,
laborales, deportivos o artísticos. El asunto tenía tal trascendencia que los
beneficiados decían "me dieron un carro", a pesar de que tenían que
pagarlo.
Con la legalización del dólar en 1993 comenzaron a venderlos
también a quienes podían demostrar que habían ganado divisas legalmente
-artistas, diplomáticos, marinos, etc.- pero aún ellos necesitaban una carta
oficial del gobierno que certificaba su derecho de compra.
Mediante este mecanismo se vendían unos 200 automóviles usados
al mes con lo cual se creó una cola de cerca de 10.000 personas que esperaban
con su carta la oportunidad de adquirir uno, lo cual implica que el último
cliente podría tener que esperar unos 50 años.

El comunicado de este jueves reconoce que la carta está
"obsoleta" y ha generado "inconformidad, insatisfacción y, en no
pocos casos, condujeron a que este mecanismo, además de burocrático, se
convirtiera en una fuente de especulación y enriquecimiento".
Los mercados
Hasta 2010 los cubanos solo podían comprar legalmente autos
usados anteriores a 1959, algo que elevó disparatadamente los precios. Por
ejemplo, un jeep de los años 40, adaptado con un motor moderno de diesel, puede
llegar a costar hasta US$50.000.
Mientras entre extranjeros un vehículo francés con 10 años de
uso podía costar unos US$3.000, en el mercado de cubanos se disparaba a
US$18.000 y se vendía sin hacer el cambio oficial de nombre porque estaba
prohibido el traspaso.
Se espera que la posibilidad de comprar vehículos nuevos baje
los precios de los de segunda mano que hasta ahora eran la única opción de la
mayoría de los cubanos con recursos económicos suficientes
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