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lunes, 12 de agosto de 2013

Hasta dónde ha llegado el progreso…


Internacionales.

La semana pasada transcurrió bajo el signo del porvenir futurista.

Para empezar, Nigel Ackland, dueño de la mano biónica más perfecta del mundo, visitó Moscú. Él es capaz de amarrarse los cordones de los zapatos, teclear, en resumen, de todo lo que puede hacer cualquier persona. La mano artificial gira la muñeca, dobla cada dedo por separado y es capaz de hacer lo que no puede una mano humana natural: girar la muñeca 180 grados, en total 14 combinaciones, de las que ocho, como quien dice, están precargadas, y las otras pueden ser descargadas en la mano a través del bluetooth.

En 2006 Nigel sufrió un accidente, como resultado su brazo derecho prácticamente se desprendió y hubo que amputarlo. Hace aproximadamente un año le llamaron de una empresa inglesa y le propusieron probar su última invención: una prótesis biónica.

El revés de la prótesis se ajusta de forma especial al muñón. En ambos lados: adentro y afuera, cuenta con electrodos. Todo lo que uno debe hacer es imaginarse que está apretando una pelotita. De ese modo, la señal llega al músculo que se contrae, y se transmite al motor. Para que la mano funcione sin fallas durante todo el día, por la noche la pone a cargar con el enchufe, como un teléfono común. Ahora Nigel ha vuelto a sentirse como un hombre normal. Pero, desde el punto de vista técnico, es un cyborg principiante.

En el portal electrónico “Gazeta.ru” el psicofisiólogo Alexander Kaplán dice que actualmente en los laboratorios de todo el mundo están intentando conectar las extremidades directamente al cerebro. “Tarde o temprano se descompone no sólo una mano, no sólo una rodilla o el fémur. Empiezan a fallar los riñones, el hígado, etcétera. Regresamos a la idea de que el cerebro muere simplemente porque fallan los órganos que le dan vida. Mientras que el cerebro hubiera podido vivir por mucho tiempo. Y surge la sensación de que creando un sistema de apoyo vital para el cerebro, éste vivirá tanto cuanto ese sistema esté funcionando.”

El público en general se fijó en otro acontecimiento de la semana: la presentación de la primera croqueta en probeta del mundo. Mark Post, profesor de fisiología de la Universidad de Maastricht, quién trabajó en la creación de la hamburguesa artificial, habla sobre la tecnología: los científicos tomaron las células de una vaca común y crearon las condiciones especiales en las que esas células se reproducían convirtiéndose en el tejido muscular. De una célula resultan 40 mil millones, suficiente para una pequeña hamburguesa.

Según algunas apreciaciones, en los próximos 40 años se necesitará aumentar el volumen de producción de alimentos en el 70 %, ya que para 2050 el número de personas en el planeta alcanzará 9 mil millones de personas. Pareciera que la leche artificial puede resolver el problema. Sin embargo, Frances Lappé, Joseph Collins y Peter Rosset subrayan en su libro “Hambre en el Mundo: 12 mitos”, que el principal problema es la abundancia de la comida, no su escasez. La raíz del mal consiste en el sistema de distribución de los alimentos que se tienen y en el costo de los productos.

El académico Iosif Rógov considera que todo lo vivo puede ser reproducido. “Llegara el tiempo cuando eso será absolutamente necesario. Porque la población está creciendo más rápido de lo que crece la ganadería que en algunos lugares ya ha llegado a su límite. Si usamos las nuevas tecnologías, bajamos el gasto del agua en el 80%, de la energía eléctrica, en el 45%. Más o menos se puede decir que podemos dar de comer a todo el mundo con una sola célula. El tejido muscular madura alrededor de 20 días. ¡No son años, son días! Hemos estudiado lo más importante: la seguridad de esa masa, su composición química, de aminoácidos, de proteínas, sus relaciones, todo es igual, no hemos captado la diferencia.”

Tanto los partidarios, como los enemigos de la nueva tecnología coinciden en una cosa: hay un trecho enorme de la primera hamburguesa artificial hasta su producción industrial. Y lo más importante es que en ese camino hay que conducirse con mucho cuidado: hasta que estemos seguros de que algún logro del progreso científico-técni co sirve para el bien de la gente, por un sentido de auto conservación vale la pena considerarlo el mal.
vg/sk

Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
Leer más: http://spanish.ruvr.ru/news/2013_08_12/Hasta-donde-ha-llegado-el-progreso-6441/

Fuente la Voz de Rusia.

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