Si la sociedad es tolerante, débil y
sobre protectora con los menores que delinquen,
por el hecho de ser menores, tendrán en el mañana a peligrosos adultos
delincuentes
Por Ricardo Rojas Vicioso.
El endurecimiento de
las penas a los menores que delinquen, ha suscitado una gran polémica, uno a favor y otros en contra.
Pero realmente si
analizamos estas acciones no constituye
una acción de menores, este tipo de actividades delictivas necesita de una
preparación y planificación, lo que coloca automáticamente las personas con una
mentalidad de adulto aunque sea menor.
Por tal razón por que
hay que tratarlos como si se tratara de un niño o niña malcriada, son delitos
que quien los comete debe caerle el peso de la ley, para que entienda que esa
clase de acciones es algo que la sociedad
castiga de forma ejemplar.
Si la sociedad
es tolerante, débil y sobre protectora con los menores que roban,
atracan, asesinan y violan por el hecho de ser menores, tendrán en el mañana a peligrosos
adultos delincuentes.
Pero si esa misma sociedad castiga de forma
responsable a los menores que delinquen, tendrá en el mañana a ciudadanos
ejemplares, y las calles libres de la delincuencia que está arropando el país.
Apoyemos el endurecimiento de las penas a los menores es preferible
una larga condena que una fría tumba de donde nunca podrán salir.
Es lamentable que
nuestra sociedad haya llegado a tener los niveles delincuenciales que
diariamente nos despiertan, dañando a personas, y mucho de estos hechos son
cometidos por personas de menos de 23 a 24 años, y sin contar la otra cantidad
entre los 15 y 17.
Las autoridades
judiciales imitando a naciones extranjeras han estado copiando de
jurisprudencias de otros países, quizás por la debilidad de no tener una
capacidad de adecuar nuestras leyes y nuestra realidad o por el complejo de Guacanagarix, que vive dentro de
muchos dominicanos que lo imitan todo siempre y cuando sea del extranjero.
Pero volviendo a lo
que me motivó este escrito mi intención es analizar primero con los hechos que
se suceden en el país de robos, atracos, asesinatos y violaciones que han
convertido a la República Dominicana en uno de los países más peligrosos en el día
y también peor en las noches.
La economía nocturna
ha bajado en más de un 70 por ciento ya que sólo salen a las calles, no los
guapos sino los suicidas o aquellas personas que por obligación deben realizar
algún oficio nocturno.
Las familias ha
dejado de hacer vida nocturna, no se puede visitar a un amigo, pariente, sin el
peligro que le salgan dos menores en un motor 115 preparado para atracar, y
usted formar parte de las victimas que caen diariamente en las garras de la
delincuencia, pero sobre todo lo peor que las pocas veces que son atrapados
estos salen con una facilidad increíble.
A pesar de que
tenemos a uno de los mejores Jefes de Policías el mayor general José A. Polanco Gómez que
haya pasado por esa institución, él no lo puede hacer todo solo, necesita que
cada policía a nivel nacional también haga lo propio lo que en la práctica no
se hace.
Pero además el
trabajo de los policías es entorpecido por los tribunales que después de ellos
hacer su trabajo deteniendo a peligros delincuentes, incluyendo
narcotraficantes son puesto en libertad por razones tan absurdas que nos deja
una respuesta muy clara.
No hay una
coordinación entre las autoridades Policiales, judiciales ya que cada quien
tiene una prioridad diferente.
También la función
policial, tiene además de los mismo policías que no hacen su trabajo y se ponen
al servicio de los delincuentes, códigos como el del menor que a pesar de que
estos supuestos menores realizan crímenes y delitos como cualquier adulto con
el conocimiento de la gravedad de lo que hacen, graciosamente este código les permite salir solo después tres o
cinco años de reclusión, sin importar la gravedad del delito o crimen que haya
realizado. Algo inaudito.
Además si esto
resulta injusto para ustedes que será
para las personas que son dañadas o asesinadas por estos angelitos pero del
Diablo llamados menores.
Mientras los menores
anda acabando y haciendo lo que le viene en ganas, como chivos sin ley, para
poner un ejemplo el caso del grupo que se dedicó a matar y atracar taxistas,
las familias nunca dice, ni esta boca es mía, apoyan a sus hijos, sobrinos, e encubren
sus delitos lo que le hace más mal que bien; ya que fortalece su conducta
delincuencial como menor para llevarlos hacer en el mañana peligros adultos
luego de palpar la debilidad de la familia, la sociedad, las autoridades que
ellos se meten dentro de un bolsillo.
Pero esta sociedad no
hay quien la entienda por un lado hay comunicadores y personas que viven con el
grito al cielo por los actos delincuenciales que estremecen el país, cientos de
hechos delictivos, y cuando se anuncia el endurecimiento de las penas a los
menores también salen a criticar esas medidas.
Algunos argumentan
que eso no va a resolver el problema, pero por algún lado se debe empezar, y la
Cámara de Diputados está haciendo un buen paso de avances, los resultados se
podrán evaluar después que se ponga en vigencia, y los menores entienda que ya
la sociedad se está recuperando de su debilidad, y que ya no podrán coger de
mojiganga a todo el mundo.
Tal vez esos que
defiende con tanta vehemencia a los menores delincuentes, cuando se dio a
conocer esta noticia, quizás nunca ha sentido la mano de la delincuencia
tocarlos a ellos a algún familiar.
Yo particularmente no
entiendo por que una personas que atraca, asesina, viola y hace todas estas
acciones las cuales necesitan de un cálculo, una planificación y programación deben ser juzgado
como si fuera niños malcriados, que esta diciendo malas palabras, ¡no! -- se trata de
crímenes y delitos de adultos y que además dañan a otras personas a las cuales
se debe evitar que tomen la justicia en sus propias manos.
Si los adultos que
son dañados por los menores no reciben una justicia justa, entonces esos
adultos en su momento reclutarán a otros menores para vengarse, y de esta forma
se dejará el problema entre menores a cada uno le darán su sanción, como
menores y podría convertirse en un estado donde primará, no los tribunales,
sino el “Ojo por Ojo y Diente por Diente”
La debilidad de los
tribunales y el gran negocio que se mueve dentro de ellos, obligará a los
individuos que están cansado de los delincuente a tomar la justicia en sus
manos, motivados a que las pocas veces
que los delincuentes, son atrapados, consigue salir con suma facilidad, burlando
la Justicia, la sociedad, pero sobre todo riéndose de su victima, la cual además
de que es dañada por los malhechores, también por una justicia más injusta e
insensible que los mismos delincuente que nunca toma en cuenta a la victima
prestando toda su atención al victimario.
Pienso que la
República Dominicana, no se merece ese desorden judicial, y la vagabundería de
muchos policías que se colocan a lado de los delincuentes, y no a favor del
ciudadano que por mandato Constitucional y las leyes están obligadas a
defender.
Las personas que
violan las leyes deben ser juzgadas y pagar por su crimen, no importa que tenga
15 o 16 años por que a la hora de cometer su delito pensó y calculó muy bien lo
que iba hacer como si fuera un adulto.
Y las familias encubridoras
y muchas veces cómplices deben saber que es mejor un menor en la cárcel, que en
una fría tumba de donde nunca podrá salir.
Muchos de los
delincuentes menores que por la debilidad del Estado a pesar de que cometen
cientos de crímenes, robos y violaciones, no son atrapados terminarán tarde o
temprano o en la cárcel o tendido en cualquier calles por una herida mortal tratando
de cometer otro atraco o por manos de la policía en algún enfrentamiento.
El daño que les hace
las madres que no corrigen debidamente a sus hijos, lo secunda la debilidad de
la Justicia y el Estado sobre protegiéndolos, y evitando que sean castigados
debidamente por lo que hoy tenemos
menores delincuentes, y mañana esos menores será adultos criminales,
atracadores, ladrones y peligrosos violadores gracias al Estado que no hizo su
trabajo; pero sobre todo a una sociedad cada día más débil y blandengue.
Aun estamos a tiempo,
para detener el cáncer de la delincuencia y corregir todas las fallas muchas de
las que he mencionado en este escrito, para que no aleguen ignorancia las autoridades
competentes, pero también cada uno de nosotros estamos en el deber de aportar
de alguna forma a detener esta industria delincuencial.




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