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domingo, 23 de septiembre de 2012

Las penas a los menores que roban, atracan, asesinan, y violan deben ser aumentadas, para evitar en el futuro tener adultos delincuentes


Si la sociedad es  tolerante, débil y sobre  protectora con los menores que delinquen, por el hecho de ser menores, tendrán en el mañana a peligrosos adultos delincuentes

Por Ricardo Rojas Vicioso.

El endurecimiento de las penas a los menores que delinquen, ha suscitado una  gran polémica, uno a favor y otros en contra.

Pero realmente si analizamos estas acciones no  constituye una acción de menores, este tipo de actividades delictivas necesita de una preparación y planificación, lo que coloca automáticamente las personas con una mentalidad de adulto aunque sea menor.
 
Por tal razón por que hay que tratarlos como si se tratara de un niño o niña malcriada, son delitos que quien los comete debe caerle el peso de la ley, para que entienda que esa clase de acciones  es algo que la sociedad castiga de forma ejemplar.


Si la sociedad es  tolerante, débil y sobre  protectora con los menores que roban, atracan, asesinan y violan por el hecho de ser menores, tendrán en el mañana a peligrosos adultos delincuentes.

 Pero si esa misma sociedad castiga de forma responsable a los menores que delinquen, tendrá en el mañana a ciudadanos ejemplares, y las calles libres de la delincuencia que está arropando el país. Apoyemos el endurecimiento de las penas a los menores es preferible una larga condena que una fría tumba de donde nunca podrán salir.

Es lamentable que nuestra sociedad haya llegado a tener los niveles delincuenciales que diariamente nos despiertan, dañando a personas, y mucho de estos hechos son cometidos por personas de menos de 23 a 24 años, y sin contar la otra cantidad entre los 15 y 17.

Las autoridades judiciales imitando a naciones extranjeras han estado copiando de jurisprudencias de otros países, quizás por la debilidad de no tener una capacidad de adecuar nuestras leyes y nuestra realidad o por el complejo de Guacanagarix, que vive dentro de muchos dominicanos que lo imitan todo siempre y cuando sea del extranjero.
 
Pero volviendo a lo que me motivó este escrito mi intención es analizar primero con los hechos que se suceden en el país de robos, atracos, asesinatos y violaciones que han convertido a la República Dominicana en uno de los países más peligrosos en el día y también peor en las noches.

La economía nocturna ha bajado en más de un 70 por ciento ya que sólo salen a las calles, no los guapos sino los suicidas o aquellas personas que por obligación deben realizar algún oficio nocturno.

Las familias ha dejado de hacer vida nocturna, no se puede visitar a un amigo, pariente, sin el peligro que le salgan dos menores en un motor 115 preparado para atracar, y usted formar parte de las victimas que caen diariamente en las garras de la delincuencia, pero sobre todo lo peor que las pocas veces que son atrapados estos salen con una facilidad increíble.

A pesar de que tenemos a uno de los mejores Jefes de Policías  el mayor general José A. Polanco Gómez que haya pasado por esa institución, él no lo puede hacer todo solo, necesita que cada policía a nivel nacional también haga lo propio lo que en la práctica no se hace.

Pero además el trabajo de los policías es entorpecido por los tribunales que después de ellos hacer su trabajo deteniendo a peligros delincuentes, incluyendo narcotraficantes son puesto en libertad por razones tan absurdas que nos deja una respuesta muy clara.

No hay una coordinación entre las autoridades Policiales, judiciales ya que cada quien tiene una prioridad diferente.

También la función policial, tiene además de los mismo policías que no hacen su trabajo y se ponen al servicio de los delincuentes, códigos como el del menor que a pesar de que estos supuestos menores realizan crímenes y delitos como cualquier adulto con el conocimiento de la gravedad de lo que hacen, graciosamente este  código les permite salir solo después tres o cinco años de reclusión, sin importar la gravedad del delito o crimen que haya realizado. Algo inaudito.

Además si esto resulta  injusto para ustedes que será para las personas que son dañadas o asesinadas por estos angelitos pero del Diablo llamados menores.

Mientras los menores anda acabando y haciendo lo que le viene en ganas, como chivos sin ley, para poner un ejemplo el caso del grupo que se dedicó a matar y atracar taxistas, las familias nunca dice, ni esta boca es mía, apoyan a sus hijos, sobrinos, e encubren sus delitos lo que le hace más mal que bien; ya que fortalece su conducta delincuencial como menor para llevarlos hacer en el mañana peligros adultos luego de palpar la debilidad de la familia, la sociedad, las autoridades que ellos se meten dentro de un bolsillo.

Pero esta sociedad no hay quien la entienda por un lado hay comunicadores y personas que viven con el grito al cielo por los actos delincuenciales que estremecen el país, cientos de hechos delictivos, y cuando se anuncia el endurecimiento de las penas a los menores también salen a criticar esas medidas.

Algunos argumentan que eso no va a resolver el problema, pero por algún lado se debe empezar, y la Cámara de Diputados está haciendo un buen paso de avances, los resultados se podrán evaluar después que se ponga en vigencia, y los menores entienda que ya la sociedad se está recuperando de su debilidad, y que ya no podrán coger de mojiganga a todo el mundo.

Tal vez esos que defiende con tanta vehemencia a los menores delincuentes, cuando se dio a conocer esta noticia, quizás nunca ha sentido la mano de la delincuencia tocarlos a ellos a algún familiar.

Yo particularmente no entiendo por que una personas que atraca, asesina, viola y hace todas estas acciones las cuales necesitan de un cálculo,  una planificación y programación deben ser juzgado como si fuera niños malcriados, que esta  diciendo malas palabras, ¡no! -- se trata de crímenes y delitos de adultos y que además dañan a otras personas a las cuales se debe evitar que tomen la justicia en sus propias manos.

Si los adultos que son dañados por los menores no reciben una justicia justa, entonces esos adultos en su momento reclutarán a otros menores para vengarse, y de esta forma se dejará el problema entre menores a cada uno le darán su sanción, como menores y podría convertirse en un estado donde primará, no los tribunales, sino el “Ojo por Ojo y Diente por Diente”

La debilidad de los tribunales y el gran negocio que se mueve dentro de ellos, obligará a los individuos que están cansado de los delincuente a tomar la justicia en sus manos, motivados a  que las pocas veces que los delincuentes, son atrapados, consigue salir con suma facilidad, burlando la Justicia, la sociedad, pero sobre todo riéndose de su victima, la cual además de que es dañada por los malhechores, también por una justicia más injusta e insensible que los mismos delincuente que nunca toma en cuenta a la victima prestando toda su atención al victimario.

Pienso que la República Dominicana, no se merece ese desorden judicial, y la vagabundería de muchos policías que se colocan a lado de los delincuentes, y no a favor del ciudadano que por mandato Constitucional y las leyes están obligadas a defender.

Las personas que violan las leyes deben ser juzgadas y pagar por su crimen, no importa que tenga 15 o 16 años por que a la hora de cometer su delito pensó y calculó muy bien lo que iba hacer como si fuera un adulto.

Y las familias encubridoras y muchas veces cómplices deben saber que es mejor un menor en la cárcel, que en una fría tumba de donde nunca podrá salir.

Muchos de los delincuentes menores que por la debilidad del Estado a pesar de que cometen cientos de crímenes, robos y violaciones, no son atrapados terminarán tarde o temprano o en la cárcel o tendido en cualquier calles por una herida mortal tratando de cometer otro atraco o por manos de la policía en algún enfrentamiento.

El daño que les hace las madres que no corrigen debidamente a sus hijos, lo secunda la debilidad de la Justicia y el Estado sobre protegiéndolos, y evitando que sean castigados debidamente  por lo que hoy tenemos menores delincuentes, y mañana esos menores será adultos criminales, atracadores, ladrones y peligrosos violadores gracias al Estado que no hizo su trabajo; pero sobre todo a una sociedad cada día más débil y blandengue.

Aun estamos a tiempo, para detener el cáncer de la delincuencia y corregir todas las fallas muchas de las que he mencionado en este escrito, para que no aleguen ignorancia las autoridades competentes, pero también cada uno de nosotros estamos en el deber de aportar de alguna forma a detener esta industria delincuencial.



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