Por Ricardo Rojas Vicioso
Un amigo y excelente ser humano, se encontraba pasando por una situación de enfermedad muy delicada, y cuya solución era muy costosa ya que debía someterse a una complicada operación.
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Su profesión de
fotógrafo se había visto muy complicada, ya que al no poder tener la movilidad
para realizar su trabajo ya que para hacer las fotos, necesita movilidad, debió recluirse
en su humilde vivienda pensando como resolvería su situación.
Investigó y le
recomendaron a un excelente profesional de la medicina, quien le podía hacer la
operación de las hernias, y recobrar su salud, pero un profesional muy caro, cada
una le costarías 20 mil pesos, eso sin contar la consulta que eran 2 mil pesos.
Las ideas le pasaban
por la cabeza de cómo iba a reunir ese dinero, para ponerse en las manos del médico
especialista, y recobrar su necesaria
salud, ya que es un padre, que tiene que trabajar para mantener su familia.
El mundo se le estaba
cayendo encima y entre las ideas que le
pasaron por su mente fueron tomar algún dinero
prestado, pero a quien, vender sus equipos de trabajo, aunque esto implicara
deshacerse de su única fabrica de dinero y comida con la que trabaja.
Sentado en un mueble de
su pequeña sala, miraba para arriba, para abajo, hacia los lados y la
impotencia le estaba haciendo más daños que la misma enfermedad.
Solo le inspiraba a
mirar a lo alto y decía ¡Dios
mío ayúdame, solo tu me puede sacar de esta situación!,
cuando de pronto se presentó, el señor Ministro de las Fuerzas Armadas,
teniente general Joaquín
V. Pérez Feliz a quien le habían comunicado de la situación por la
que estaba pasando de quebranto de salud, y durante los dos años que Pérez Feliz estuvo enfrente del Ejercito Nacional, mi
amigo laboró como fotógrafo, y aun en la actualidad sigue en esa funciones.
Como un ángel enviado
del cielo le preguntó a mi amigo ¿que es
lo que te pasa? - y a seguida él le explicó- a lo que el señor Ministro le
contestó, no te preocupes que todo se va a resolver.
Dio la orden de que se
pusieran en manos de ese medico, le dio algo de dinero, y mi amigo aun sin
creer lo que estaba pasando miraba a su alrededor y no podía entender que ese
hombre tan poderoso, estuviera en su humilde hogar.
El Mismo Ministro de
las Fuerzas Armadas, se desprendió de su apretada agenda de trabajo y no mandó
a nadie, fue personalmente y lo visitó para darse cuenta de la situación.
Pero aun mas que eso y
es el hecho de que este amigo, no podía creer que todos sus problemas, iban
hacer solucionados, cuando hace unos pocos minutos pensaban, y hacia los
cálculos que implicaría, recuperar su salud.
Pero también de donde
iba a sacar unos 60 mil pesos, los gastos de transportes, los días convalecientes,
y otras cosas que no sabia como la solucionaría y de repente ya estaba en vía
de resolver.
Ya gracias a Dios y al
señor Ministro mi amigo fue sometido a
las operaciones que le extirparon las tres hernias, en la columnas, y luego de
cuatro meses, cuando lo vi en la Dirección de Relaciones Públicas hablando y
riendo me di cuenta que Dios no deja a sus hijos solos, y utiliza a personas de
buen corazón como el señor Ministro de las Fuerzas Armadas, como un
instrumentos de su poder celestial en la tierra.
A hora mi amigo no solo
ha recobrado su salud e integrado a una vida productiva con normalidad si no
que también ha sido con su enfermedad, utilizado como un ejemplo del gran poder
de Dios.
Esto no constituye un
mensaje puramente religioso, fue un hecho real que aconteció, de un excelente
amigo, ser humano y padre ejemplar, y aunque mi amigo no quería, ni tampoco el
señor ministro que esto se divulgue en un gesto de humildad y humanidad las
cosas buenas hay que difundirlas para que la gente se informe debidamente y
nunca pierdan la fe.
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