
El presidente alemán presentó su renuncia en la
mañana del viernes al lado de su esposa.
La
canciller alemana Angela Merkel es la cara más visible de la política del país
europeo. Sin embargo, el jefe de Estado alemán no es ella, sino el presidente
de la república. Hasta su dimisión este viernes, Christian Wulff, ocupaba ese
cargo.
A
diferencia de las repúblicas presidencialistas, que predominan en Latinoamérica
y en Estados Unidos, Alemania es una república parlamentaria en la que hay un
jefe del Estado -el presidente- y otro del gobierno, la canciller.
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El
protagonismo político, habitualmente, recae en la figura del segundo. Pero este
viernes fue diferente.
Renuncia
Cada
vez más presionado para que renunciara, Wulff le dio gusto a quienes
cuestionaban su estancia en el cargo como consecuencia de un escándalo de
corrupción y tráfico de influencias en el que se vio envuelto en las últimas
semanas.
La
controversia se inició en diciembre, cuando el diario Bild publicó una historia
que detallaba el préstamo con bajos intereses que Wulff recibió de la esposa de
un hombre de negocios en 2009 por la suma de US$649.000.
También
se le critica a Wulff haber presionado a ese periódico, el de mayor circulación
en Alemania, para que no publicara la historia.
"Los
eventos de las últimas semanas han demostrado que la confianza (del pueblo
alemán) y, por consiguiente, mi efectividad se han visto seriamente
afectados", aseguró Wulff este viernes en un breve comunicado.
Según
los medios alemanes, esta crisis política no tiene precedentes en la Alemania
de la postguerra.
La figura del presidente
"Puede
que el puesto del presidente sea en gran parte ceremonial, pero esto no deja de
ser una vergüenza y una distracción incómoda para Angela Merkel."
Chris Morris, de la BBC
Sin
embargo, la figura del presidente en Alemania es, sobre todo, protocolaria.
La
República Federal de Alemania es una democracia constitucional y federal y
tiene un sistema parlamentario que elige, a través de escaños regionales, al
jefe de gobierno, o canciller (en alemán, bundeskanzler).
Mientras
que el canciller es el líder del gobierno, el presidente es la cabeza del
Estado.
La
figura del presidente fue creada en 1919 para remplazar al emperador como jefe
del Estado. Friedrich Ebert fue el primero.
Su
grado de poder es poco, sobre todo porque todas sus decisiones son dictadas por
el gobierno.
Wulff
fue el décimo presidente después de la segunda guerra mundial. Ejerció el cargo
desde julio de 2010 y remplazó a Horst Koehler, quien renunció tras otra
controversia sobre unas declaraciones en las que criticaba al gobierno por
mandar tropas a países en el extranjero.
En ese
momento, Wulff tenía 51 años y era visto como un posible canciller.
Antes
había sido gobernador del estado norteño de Baja Sajonia en 2003, cargo para el
que fue reelegido en el 2008.

¿Afecta a Angela Merkel?
Según
Chris Morris, de la BBC, "puede que el puesto del presidente sea en gran
parte ceremonial, pero esto no deja de ser una vergüenza y una distracción
incómoda para Angela Merkel".
"Christian
Wulff fue elección suya, y ahora ella va a tener que invertir capital político
para encontrar un remplazo aceptable".
En un
momento en que los niveles de aceptación para Merkel son altos, apunta Morris,
esto puede ser un problema para su reputación en términos de credibilidad y
confiabilidad.
Tenerse
que concentrar en resolver este asunto interno, indica el reportero, le quitará
tiempo y concentración a la canciller para lidiar con la complicada crisis que
ocurre en la Eurozona, cuya resolución está, al menos en gran parte, en manos
de ella.
Como
consecuencia de la dimisión de Wulff, la líder alemana pospuso una visita a
Italia para reunirse con el primer ministro Mario Monti en un momento en que
una decisión sobre la deuda griega, la italiana y la de otros problemas es
urgente.
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