
Deben sacar los Marinos que buscan beneficio personal y deshonrar la institución.
Autor Ricardo Rojas Vicioso.
Santo Domingo R.D. El vicealmirante Homero L. Lajara Solá, jefe de Estado Mayor de la Marina de Guerra, durante un explosivo discurso de toma de posesión, anunció una serie de medidas, que ya se están realizando, ya que en ese mismo discurso dejo su palabra comprometida.
Durante la premiación del Alistado del Mes, premio que también introdujo, cuando era director de Cuerpo Especializado de Seguridad Portuaria, que llamó Cesep del Mes, donde realizó cambios revolucionarios, lo que se espera también hará en la Marina de Guerra.
El vicealmirante Lajara Solá, siempre reconoce el trabajo del humilde soldado, aquel que siempre es olvidados por que quizás, no tiene un jefe de en llave, su única en llavadura, es cumplir al pie de la letra, su trabajo con amor, dedicado y cumplidor obediente a los principios y reglamentos, constituyéndose en el alma de la institución, el que trabaja.
En esta importante actividad anunció mejorías sustanciales a los especialismos de los marinos, principalmente, como se dice en buen dominicano, aquellos que están cogiendo pelas, en los destacamentos, barcos, guarda costas y donde hay candela, ya que este jefe está muy bien informado, conoce la institución como la palma de su mano.
A la Marina de Guerra le esperan grandes transformaciones, que los jefes que lo antecedieron, tal vez, nadie sabe por cual razón o razones, no la hicieron pero ya le llegó el tiempo de que, se apiaden de esa digna y honorable institución y no la sigan usando de forma personal para beneficiarse.
Muchos Marinos dignos, que aman a la instituciones que los formó y los hizo gente en buen dominicano, y donde el Estado, ha gastados o mejor dicho invertido mucho dinero, siempre y cuando el comportamiento de los miembros está en consonancia con los lineamientos de la institución, sufrían el deterioro y el descredito en que la sumieron autoridades anteriores.
Los responsables, principalmente algunos superiores, oficiales y alistados que se cobijaban bajo la sombrilla de los que, solo les interesa sacarle provecho a las posiciones de mando las que utilizan, no solo para buscar dinero de la forma que sea, si no también, para complacer caprichos sexuales y desquitarse, rencores y problemas personales, usando la Marina como escudo y sable de forma cobarde.
Todo esto gracias a la indiferencia y tolerancias de los que estaban arriba, que no le daban importancias, ya que esas cosas no eran importantes estaban en otras cosas, una señal clara y evidente cuando las cosas, no están marchando bien, en una institución.
Pero la embriaguez del poder hace que la gente se vuelva, siego, sordo y mudo, claro cuando les conviene, son señales inequívoca, cuando las cosas no están marchando, como debieran.
Además de las ausencias de los puestos, donde simplemente iban para justificar, sin realizar ninguna función importante, y haciendo que se gasten recursos, que pueden servir para mejorar su efectiva y operatividad.
La Marina de Guerra tiene dependencia que representan un lastre, cuyo directores, solo generan, gastos personales e institucionales, manejando las nominas y recursos de forma personal, que no se corresponden con la situación de pobreza que viven muchos dominicanos y especialmente nuestros alistados.
Estos abusos de poder y disfuncionalidad, son una incompetencia y traición no solo a la institución que los formó y los levantó sino también al jefe supremo de las Fuerzas Armadas, el excelentísimo señor Presidente de la República, doctor Leonel Fernández Reina, que espera siempre los mejor de sus militares y espacialmente, los superiores que deben ser ejemplo para sus subalternos de los cuales pierden con su mal comportamiento, el respeto y consideración por lo que tiene que forzar una obediencia y respeto que ya no se merecen, y provoca el descalabro de la moral y la institución.
Un uniforme es un símbolo de autoridad y de dignidad además que quien lo utiliza representa a la institución a la que pertenece en todo momento y lugar por lo que debe de atenerse, de realizar cosas que manchen su honorabilidad.
Los altos mandos militares deben de ahora y en lo adelante endurecer más los controles a los miembros de las instituciones castrenses, cuyo comportamiento debe medirse con un termómetro y antes de que la fiebre llegue a los 40 grados y mate el enfermo, cortarla, sin contemplación. Porque hay muchos lacras que están haciendo más daños que beneficios dentro de las Fuerzas Armadas. El que le pique que se rasque.
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